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El Tiempo en Alcañiz
Alcañiz es una localidad y municipio español de la Comarca del Bajo Aragón, provincia de Teruel, en la Comunidad Autónoma de Aragón, España.
Formado por el núcleo urbano de Alcañiz y las pedanías de Valmuel y Puigmoreno. Como dato demográfico, en el año 2008 poseía más de 16.000 habitantes y es, junto con Andorra y la capital de la provincia, uno de los pocos municipios que cuenta con un incremento de población notable, en contraposición a la despoblación que sufre la provincia.
Es asimismo la capital y sede de la actual comarca oficial del Bajo Aragón, así como capital tradicional del territorio, más amplio, que forma el Bajo Aragón Histórico. La construccion del circuito de velocidad de Motorland a las afueras de esta ciudad es una de las obras mas destacadas de la ciudad.
lcañiz se encuentra situada prácticamente en el centro de una extensa comarca, al sur del Ebro, que desde antiguo se denomina Bajo Aragón o Tierra Baja. Sus límites, a grandes rasgos, serían el puertos de Beceite y el río Algás por el este, el río Ebro por el norte (como puede verse se prescinde de los límites provinciales que son más fruto de la historia reciente que de la geografía), la zona de los llanos, que coincidía, muy aproximadamente, con el límite actual entre las provincias de Zaragoza y Teruel por el oeste, y las primeras estribaciones del Sistema Ibérico por el sur.
La altitud media de esta comarca es de unos 600 m -381 m en Alcañiz- , su clima mediterráneo continentalizado, con escasez de precipitaciones y una temperatura media que oscila entre 10º y 17º C. Tres son los ríos que discurren por la comarca: El Martín, el Guadalope y el Matarraña, en los que desde antiguo, a lo largo de sus cauces, se han ido asentando los grupos humanos.
Historia de Alcañiz
Los orígenes de Alcañiz como asentamiento de localidad estable son difusos. En la actualidad se pueden contemplar en las proximidades del puente de la Alberca, en el corazón de la huerta alcañizana, y asentada en las faldas de una colina, Alcañiz el Viejo. Dicho poblado o asentamiento se remonta a los orígenes iberos de la zona.
Su origen se remonta a una antigua fortaleza romana que fue recuperada del dominio musulmán por Alfonso I de Aragón en 1119, cinco años después, el rey cedería al-qanis (nombre musulmán) a los hermanos Fruela y Pelayo, como punto de defensa que no tardó en perderse.
Treinta años después, en 1157 Ramón Berenguer IV, principe de Aragón la reconquistaría, ampliando su término para hacer frente al azote musulmán, pero no tardó en volver a perderse, hasta la segunda reconquista llevada a cabo por su hijo Alfonso II de Aragón.
En 1179 Alfonso II de Aragón cedió el castillo de Alcañiz a la orden religiosa-militar de Calatrava, comenzando así una pugna que duraría siglos entre el pueblo y la orden.
En 1411 fue sede del parlamento de la Concordia, creado para elegir al sucesor de la Corona de Aragón en Caspe, tras la muerte del rey Martín I de Aragón. Gracias a este hecho consiguió el título de Ciudad de la Concordia, con la elección de Fernando de Antequera como sucesor y dando fin al Compromiso de Caspe. E
n 1462 sufrió las acometidas de los castellanos y catalanes sublevados contra Juan II. Participó activamente en el sometimiento de la secesión catalana de 1640, contribuyendo con hombres y dinero, por lo que Felipe IV de España como recompensa le concedió el título de 'ciudad' en 1652
Lugares de interes de Alcañiz
A pocos kilómetros de la ciudad se conservan las magníficas pinturas rupestres levantinas de Val del Charco del Agua Amarga, conjunto declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, junto al resto de las pinturas de Arte Rupestre del Arco Mediterráneo de la Península Ibérica.
Entre sus antiguos poblados destacan los de época ibérica, como El Palao o Tiro de Cañón. La mayor parte de los materiales procedentes de las excavaciones realizadas en los numerosos yacimientos de su término municipal integran la Exposición Permanente de Arqueología de Alcañiz, localizada en el Horno Nuevo de los Almudines.
Durante la Edad Media, la Orden de Calatrava —a quien Alfonso II hizo donación de un amplio territorio, en el Bajo Aragón, en 1179— se oponía a las ansias de libertad de Alcañiz, a la que Ramón Berenguer IV había concedido carta de población en 1157.
Pugna en la que vencería, poco a poco, la ciudad. Los principales testimonios del Alcañiz medieval son el propio castillo, sede de la encomienda mayor que la Orden de Calatrava tuvo en la Corona de Aragón, —con su magnífico conjunto de pintura mural gótica—; la gran torre-campanario de la iglesia de Santa María la Mayor, templo que fue sede en varias ocasiones de las Cortes de Aragón y, singularmente, del Parlamento de Alcañiz previo al Compromiso de Caspe (1412); la Lonja, situada en su plaza Mayor (s. XV); la portada trasladada de la antigua iglesia de San Pedro; el conjunto de pintura gótica en tabla (atribuido a Domingo Ram) conservado en su templo parroquial; y el conjunto de pintura mural gótica de las antiguas Casas Comunes de la Villa, situado actualmente en los bajos de la Casa Consistorial.
El poder de la propia ciudad frente a la Orden de Calatrava está simbolizado por su hermosa Casa Consistorial (1565-1570), construida en su plaza principal, formando ángulo con la Lonja gótica. Ambas construcciones fueron declaradas monumento histórico en 1931 (Gazeta de Madrid, número 155 de 04/06/1931).
Este edificio, magnífico ejemplo clasicista, evoca al gran círculo de humanistas alcañizanos de su particular Siglo de Oro: Juan Sobrarias, Juan Lorenzo Palmireno, Bernardino Gómez Miedes, Domingo Andrés, Pedro Ruiz de Moros y Andrés Vives y Altafulla, por citar los más destacados (a los que se dedica un artículo en esta obra).
El poder de la propia ciudad frente a la Orden de Calatrava está simbolizado por su hermosa Casa Consistorial (1565-1570), construida en su plaza principal, formando ángulo con la Lonja gótica. Ambas construcciones fueron declaradas monumento histórico en 1931 (Gazeta de Madrid, número 155 de 04/06/1931).
Este edificio, magnífico ejemplo clasicista, evoca al gran círculo de humanistas alcañizanos de su particular Siglo de Oro: Juan Sobrarias, Juan Lorenzo Palmireno, Bernardino Gómez Miedes, Domingo Andrés, Pedro Ruiz de Moros y Andrés Vives y Altafulla, por citar los más destacados (a los que se dedica un artículo en esta obra).
El siglo XVI deja también su huella en el propio castillo —con el sepulcro de alabastro del comendador don Juan de Lanuza, realizado por Damián Forment en 1537— y en las tablas conservadas en su templo parroquial atribuidas al “Maestro de Alcañiz”. Son también magníficos ejemplos del mundo artístico alcañizano del siglo XVI la iglesia de Santo Domingo —en la que se funden la tradición gótica con el nuevo lenguaje renacentista— y un buen número de edificios palaciegos.
Son numerosos los edificios monumentales barrocos: la propia iglesia de Santa María la Mayor (antigua colegial, reformada en el siglo XVIII), la iglesia del Carmen (s.XVII), la iglesia de San Francisco (s.XVIII), la iglesia de Escolapios (s.XVIII), el palacio de los Comendadores (construido en la parte sur del antiguo castillo) que hoy acoge al Parador de Turismo, etcétera.
La gran figura artística alcañizana del siglo XIX fue Tomás Llovet, escultor y director durante varias décadas de la Real Academia de San Luis de Zaragoza y autor de varios retablos de Santa María la Mayor y de una profunda reforma del santuario de la Virgen de Pueyos.
Alcañiz —además de las obras mencionadas en el breve recorrido histórico anterior— conserva otras muchas construcciones interesantes. En el ámbito religioso, por ejemplo, deben mencionarse: la ermita de Santa Bárbara (fruto de varias etapas constructivas), la ermita de la Encarnación (reedificada en 1860), la ermita de San Miguel (realizada posiblemente en el siglo XVI sobre una edificación anterior), la ermita de San Pascual (1879), la ermita de la Virgen de la Peña (s.XVII-XIX), la antigua iglesia del convento de Capuchinos (reforma del s.XIX sobre obra del XVII), la capilla de San José y numerosas capillas hornacinas distribuidas por sus calles.
Son numerosos los edificios monumentales barrocos: la propia iglesia de Santa María la Mayor (antigua colegial, reformada en el siglo XVIII), la iglesia del Carmen (s.XVII), la iglesia de San Francisco (s.XVIII), la iglesia de Escolapios (s.XVIII), el palacio de los Comendadores (construido en la parte sur del antiguo castillo) que hoy acoge al Parador de Turismo, etcétera.
La gran figura artística alcañizana del siglo XIX fue Tomás Llovet, escultor y director durante varias décadas de la Real Academia de San Luis de Zaragoza y autor de varios retablos de Santa María la Mayor y de una profunda reforma del santuario de la Virgen de Pueyos.
Alcañiz —además de las obras mencionadas en el breve recorrido histórico anterior— conserva otras muchas construcciones interesantes. En el ámbito religioso, por ejemplo, deben mencionarse: la ermita de Santa Bárbara (fruto de varias etapas constructivas), la ermita de la Encarnación (reedificada en 1860), la ermita de San Miguel (realizada posiblemente en el siglo XVI sobre una edificación anterior), la ermita de San Pascual (1879), la ermita de la Virgen de la Peña (s.XVII-XIX), la antigua iglesia del convento de Capuchinos (reforma del s.XIX sobre obra del XVII), la capilla de San José y numerosas capillas hornacinas distribuidas por sus calles.
Además, la capital bajoaragonesa presenta un importante número de casas palaciegas, que en su mayor parte siguen la tipología del palacio aragonés del “tardo-renacimiento”: fachada articulada en tres cuerpos o plantas, acceso a través de un gran arco de medio punto y disposición de la típica galería aragonesa en su planta superior. Este tipo de edificación se empieza a usar a finales del siglo XVI y pervive hasta el siglo XVIII.
La mayoría de estas casas se concentran en la calle Mayor, en el barrio de los Almudines y en la calle Santa Pau (antigua calle de los Clérigos).
En este grupo se incluirían el palacio Ardid y la casa situada en la calle Santa Pau 4 (actual sede de la biblioteca pública y el archivo municipal), la casa Maynar (sede de la Comarca del Bajo Aragón), la casa “Calandetas” (asociada a la Inquisición), etc.
Son también interesantes varios ejemplos de arquitectura modernista (como las casas situadas en el paseo Andrade y la casa Taboada), los restos de su antiguo recinto amurallado (torreones, fragmentos de lienzos de muralla y portal del Loreto), diversas obras hidráulicas (como el molino Mayor y el Río Alto, la Fuente de los 72 caños, puentes, norias o balsas), sus hornos, etcétera. Es curiosa la red de pasadizos y estructuras subterráneas de la población (nevera, bodega, galerías, etc.) que hoy puede visitarse parcialmente, accediendo desde la Oficina de Turismo.
Actividades Turísticas:
Actualmente se trata de una localidad con gran interés turístico y con una gran actividad industrial, de modo que goza de una economía muy dinámica.
Tal es así, que a nivel industrial en la actualidad se están desarrollando nuevos proyectos de carácter automovilístico y prueba de vehículos F1, que catapultarán la ciudad al plano internacional. Prueba de ello es la Ciudad del Motor de Aragón desarrollada en parte por el arquitecto alemán Hermann Tilke, y asesorada por el piloto de McLaren-Mercedes Pedro Martínez de la Rosa.
A nivel turístico, presenta un amplio potencial, ya que existen restos artísticos románicos, góticos, renacentistas y barrocos, concentrados en el Castillo de los Calatravos (actual Parador Nacional de Turismo), la plaza de España y el casco antiguo.
Atrium, un centro de interpretación de la ciudad y el Bajo Aragón, así como sus pasadizos bajo la Plaza de España y el mural gótico expuesto en la Casa Consistorial, completan una visita interesante.
A unos 10 km del núcleo urbano se encuentran los barrios rurales de Valmuel y Puigmoreno, dos pueblos de colonización de la década de 1950. En ellos se puede contemplar el urbanismo y la arquitectura religiosa de época franquista (la Iglesia de Santo Ángel Custodio, en la Plaza de Valmuel, es un buen ejemplo de ella). En los aledaños de estas pedanías se pueden visitar las ruinas de varios poblados de época íbera o romana, así como el impresionante conjunto volcánico del monte Puig Moreno o Cabezo Negro, único en toda la Península Ibérica.
En las cercanías podremos encontrar un espacio natural con fauna migratoria y actividades de ocio, conocido como la Estanca y una laguna salada que sirve como parada en el viaje a las aves migratorias al principio de la primavera, cuando esta laguna aun tiene agua, antes de secarse y desparecer durante el verano.
Por último, dos miradores completan una visión panorámica: el Cabezo del Cuervo y el Monumento al Tambor en la Estanca.
Gastronomía de Alcañiz
sabido resarcirse con creces las gentes de Alcañiz, cuyo peculiar sentido de lo lúdico les ha permitido crear una cocina propia y unos deliciosos lamines - que son lo propio de las gentes lamineras - , tales como las tortetas de alma, los roscones de zurra, los mantecados, los almendrados, las galletas, que en algunos pueblos del contorno
llaman alcañizanas, las harinosas ciegas, los cortadillos de canela, las tortas de panizo con anisetes, las rosquetas de Pascua, las tortadas, las capuchinas, las tortas del Santo Entierro, las Tetas de Santa Águeda (Imagen 1), y otros muchos, comunes a otras localidades de la comarca, así como las tortas - o tartas- de cerezas, de manzana, de membrillo, de cabello de ángel, de calabaza roya, de moras, de gallicos de nuez y otras de parecida condición, que enlazan con las saladas o "de recau".
Parientes próximas de las "pizzas" italianas, como las tortas de pimiento y tomate, de chirigol, de sardinas arenques y de patata y jamón, que nos conducen desde los recursos festivos de peregrinación, "lifara" y romería, a esa otra comida sosegada y sabia, para mesa y manteles, como las celebradas anguilas de La Estanca con judías desgranaderas, que aparecen en prestigiosos repertorios gastronómicos como plato reconocidamente alcañizano, o las alcachofas con tripa, o el chirigol, o la fritada con caracoles, o la sartenada de matanza, o los menudos en tripa, o las codas a la pastora, o los huevos
en procesión, o el arroz de abadejo con patatas, que los niños, acompañaban con panes de juguete como escaleretas, el torer, y la moncha, o con la botella el Día del Choricer.
Pasaremos por alto la excelencia de los productos de su huerta, la suculencia de los peces de La Estanca - de los que se proveían periódicamente los últimos reyes de Francia, Luis XVI y María Antonieta- y la calidad de su caza, que hizo nacer aquel viejo proverbio entusiasta de "La mujer y la perdiz, de Alcañiz", pero no puede dejar de encarecerse el sabroso recetario a que han dado origen.
También citaremos el conejo con chirigol y caracoles y las codornices a la rabia, que constituyen un sabrosísimo recurso de urgencia, o la liebre con vino que, aún siendo una receta compartida, adquiere aquí una peculiar fragancia, como el cardo con salsa de almendras que cenan en Nochebuena todos los aragoneses y al que las alcañizanas dan un toque que los distingue, porque todas las cosas aquí adquieren una singular personalidad.
Fiestas de Alcañiz
Las fiestas patronales se celebran del 8 al 13 de septiembre en honor a los patronos de la ciudad, Ntra. Sra. Virgen de los Pueyos y el Santo Ángel Custodio.
Se realiza una romería al Santuario de Ntra. Sra. de los Pueyos el día 9, a la que los alcañizanos son acompañados por el Excmo. Ayuntamiento, celebrándose la Santa Misa en la explanada del santuario, y la ofrenda de flores a la patrona.
Semana Santa
La Semana Santa de Alcañiz forma parte de la Ruta del tambor y el bombo.
Ayuntamiento de Alcañiz
Calle del Santo Domingo, 1
44600 - Alcañiz
Tel: 978 87 05 65
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