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Madrigal de las Altas Torres es un pueblo del norte de la provincia de Ávila (Castilla y León, España). Es uno de los pueblos más significativos de la comarca de La Moraña.
Este municipio se encuentra en el extremo norte de la [provincia Ávila| provincia de Ávila] adusta llanura castellana de la comarca de Arévalo, más conocida como La Moraña a 808 m de altura sobre el nivel del mar, entre los ríos Zapardiel y Trabancos.
La localidad, que cuenta con una extensión de 106 km², delimita al oeste con los pueblos de Blasconuño de Matacabras, Moraleja de Matacabras y Castellanos de Zapardiel; al sur Barromán, Bercial de Zapardiel y Mamblas; al oeste Horcajo de las Torres y al norte con los municipios vallisoletanos de Honquilana y Muriel de Zapardiel.
El ayuntamiento tiene una entidad llamada El Villar de Matacabras a unos 3 km de Madrigal de las Altas Torres, población que se encuentra con un cierto estado de abandono.
No dejar sin nombrar los restos de las torres que defendían una de las más ilustres villas de estos reinos, que entró en la historia por altos motivos aunque su decadencia actual haga difícil sospechar su pasada alcurnia.
Historia de Madrigal de las Altas Torres
Se ha dicho, más con la inquietud poética que con argumentos razonables, que el nombre de esta Villa originalmente era el de “ MADRIGAL DE LAS ALBAS TORRES”, pues este era el color que presentaba de lejos su recinto amurallado sin embargo ningún documento corrobora esta teoría ciertamente poética. No obstante debemos indicar, no sin cierto orgullo, que ya D. Damaso Alonso señalaba que el nombre de MADRIGAL DE LAS ALTAS TORRES le parecía el nombre más bonito de toda la geografía Española.
El origen de MADRIGAL es incierto, según algunos autores con anterioridad a su conquista por los árabes ya existía una pequeña localidad situada en el cerro de Santa María del Castillo, y tras la conquista árabe se amplia y erige sus murallas en el S XI. Otra teoría abunda en su origen netamente musulmán, pues en principio la Villa sería un campamento musulmán, que paulatinamente se va poblando. ¿Cuál de las dos teorías es la cierta?, no lo sabemos, lo único cierto es que esta localidad a causa de los avances y retrocesos de la reconquista unas veces está en manos de los musulmanes y otra en la de los cristianos.
Lo cierto es que con la caída de Toledo en el año 1085, una amplísima franja de terreno que, despoblada y como tierra de nadie había servido de frontera, pasa a ser repoblada por los cristianos, la llamada Extremadura Castellana, es estructurada en territorios dependientes de una localidad principal, las llamadas Comunidades de Villa y Tierra. Madrigal perteneció a la Comunidad de Villa y Tierra de Arévalo; y, todavía hoy, la comarca se denomina Tierra de Arévalo.
Pasan los años y Madrigal crece en importancia, llegando a rivalizar, en cierta medida, con Medina del Campo y sobre todo con Arévalo, Villa de la que dependía Madrigal y que solicitó, como símbolo de sumisión al Rey D. Fernando IV “ El Emplazado” que derribara sus murallas. El Rey reconoció la autoridad de Arévalo sobre Madrigal, pero gracias a Dios, esta orden no llego a cumplirse.
El esplendor de esta Villa se alcanzará con la elección por parte de Rey D. Juan II como lugar para construir un pequeño Palacio de verano sobre un caserón que ya utilizaba el Rey D. Pedro como residencia veraniega.
En el año 1438 D. Juan II convoca Cortes en esta Villa, Cortes en la que se darán normas tan importantes como la restricción de las importaciones de paños de Holanda e Inglaterra y la prohibición de la exportación de lana, con el objeto de incentivar la industria lanera castellana. Lástima que estas normas no se llevaran a la practica por la presión de los grandes propietarios de rebaños de ovejas, temerosos de perder los beneficios que la exportación de lana les reportaba.
La presencia continuada de los Reyes en esta Villa se refleja en el hecho de que la primera esposa, Dña. María de Aragón, permanece largas temporadas en la Villa, donde llega a fundar un Hospital Real según una Bula concedida por el Papa Clemente VII en 1443, en la que se puede leer que Madrigal estaba considerada por su situación, localidad y fertilidad una de las más importantes del reino de Castilla y León.
Dos años después muere la Reina y el Rey casa en segundas nupcias con Dña. Isabel de Portugal en la Iglesia de San Nicolás de Bari, fruto de este Matrimonio nace Isabel la Católica el 22 de Abril de 1451, reina destinada a conseguir el fin de la Reconquista y la unidad de los pueblos de España.
Casada con el Rey Fernando de Aragón, y, siendo ya los Reyes Católicos, se convocan de nuevo Cortes en Madrigal en 1476, se toman acuerdos para crear la Santa Hermandad y se jura a su hija Isabel como heredera.
Pasan largos años sin que la historia se ocupe de Madrigal pero en el S. XVI las aventuras del famoso Pastelero le vuelve a dar renombre. Según versión de los jueces auxiliares, Gabriel de Espinosa, El Pastelero de Madrigal intentó suplantar al Rey D. Sebastián de Portugal. Desaparecido en 1578 en Alcazarquivir, y sobrino del Felipe II. La trama, al parecer fue urdida por un fraile portugués del Monasterio Agustino, llamado Fray Miguel de los Santos; los inciertos amoríos del Pastelero con Dña. Ana de Austria y sus desmedidas ambiciones fueron las que le condujeron fatalmente al patíbulo en agosto de 1595.
A partir de entonces la Villa entra en un período de decadencia; con estos regios personajes se extinguen sus años de esplendor. Tras la riqueza y el nombre viene la decadencia y el olvido cada vez más acusados. Pero Madrigal cuenta con las huellas de ese pasado en dos vertientes : Los monumentos que se conservan y la lista de los personajes Ilustres.
Lugares de interés de Madrigal de las Altas Torres
Estructura urbana
La estructura urbana de Madrigal de las Altas Torres ha permanecido casi inalterada desde el siglo XVI, conservando casi fielmente su estructura medieval de tipo radial, pero con la particularidad de presentar dos centros: Plaza de Santa María y la Plaza de San Nicolás, de las que irradian las principales calles a su vez interconectadas por otras que forman círculos concéntricos, como puede verse en el plano de la Villa.
Hay que destacar igualmente la tipología constructiva caracterizada por el empleo masivo del ladrillo en las fachadas tanto en las viviendas humildes, de una sola planta y tejado a dos aguas de teja árabe, como las casas solariegas, de dos plantas y grandes fachadas, casi todas estas del siglo XIX, aunque se conserva alguna de principios del siglo XVIII. Las calles en su mayoría están empedradas de trazado irregular forman manzanas cerradas en cuyo interior se encuentra los corrales y patios en los que se guardaban los animales y aperos.
Indicar que el estado actual de la estructura del callejero se debe a que desde el Ayuntamiento se ha velado por su conservación, reparando las calles con empedrados y realizado las nuevas construcciones con fachada de ladrillo y formas tradicionales, conservando las calles y fachadas unas texturas homogéneas, de esta manera se conserva el encanto de un pueblo tradicional de la Moraña.
Murallas
El perimétro cercado por la muralla tiene forma ovalada y con su perímetro de 2.300 metros, se alzó en el siglo XII, a raíz de su reconquista en tiempos de Alfonso VIII. Son estas murallas de estilo Mudejar construidas a base de ladrillo y hormigón de barro calizo y piedra menuda; careciendo de merlones, salvo en la coronación de las torres.
En ellas se abren cuatro poderosas puertas fortificadas, de arco apuntado que llevan el nombre de las poblaciones hacia donde están orientadas. La de Cantalapiedra, que tenía el nombre de “Puerta de la Alberca”, bajo la protección de una gran torre albarrana y la más bella de todas; La de Medina, análoga a la anterior, la de Peñaranda, y que con el nombre de “Puerta de San Hilario”, se encontraba en la Plaza del Cristo, sólo se conserva una torre con acceso escalinado y una poderosa muralla con una serie de interesantes arcos; ; y la de Arévalo.
Protegidas desde 1931, que le confieren una morfología circular casi perfecta.
Iglesia parroquial de San Nicolás de Bari
Iglesia de grandes proporciones y de estilo románico mudéjar (siglo XIII). Sufrió importantes reformas en el siglo XVI, emprendidas por Fray Gonzalo Guiral, en que se cubrió con armaduras mudéjar s. En ella fue bautizada la futura reina Isabel la Católica.
Tiene tres naves, la central doble que las laterales (7,70m de ancho), que se separan por cuatro pares de pilares que recogen arcos apuntados de triple arquivolta. Las naves se cubren con armaduras mudejar es del siglo XVI construidas quizá por el citado Guiral, cuyos escudos destacan en el interior. Es de gran tamaño la techumbre de la nave central, de tres paños y con decoración de lacería de a doce; notable la ochavada y policromada en el crucero sobre pechinas y con cornisa de mozárabes y paños con labores de lazo de nueve y doce, aunque sin almizate, que fue destruido para hacer una linterna e iluminar el interior, luego deshecha en la restauración.
En la cabecera subsisten dos ábsides semicirculares, el central y el de la Epístola, el primero decorado con tres bandas de arquerías ciegas dobladas, de medio punto las dos primeras, apuntada la tercera, y una cuarta separada por friso de esquinillas y cornisa y ornada con recuadros, también doblados, rematándose con nueva cornisa. El de la Epístola, de menor altura, presenta dos bandas de arcos ciegos doblados y de medio punto. El lado del Evangelio lo cierra una capilla.
Torre cuadrada gótico-mudejar de grandes dimensiones a los pies (49,50 m) de altura, a los que hay que sumar los así 20m que tiene de chapitel negro de pizarra y 11 de lado; tiene tres cuerpos divididos por sencillas cornisas, con pares de ventanas con arcos de medio punto y se remata por adarve y con cuerpo menor coronado por chapitel que se levantaron ya bien entrado el siglo XVI.
En el interior cinco cuerpos cubiertos con variedades de bóveda de cañón y con cúpula esquifada. Cimborrio rehecho torpemente sobre el crucero, con dobles ventanas apuntadas en cada frente. La torre y el Cimborrio restaurados en 1966-69.
La interesante “Capilla Dorada”, en la Epístola, la construyó en 1530 el obispo de Lugo, Don Pedro de Ribera; se cubre con bóveda de crucería. En el año 1564 se concluyó la de los Comendadores de San Juan D. Francisco y Gonzalo Ruiz de Medina, el primero muerto en el asalto de Malta por los Turcos, dotada con interesante retablo manierista de pintura y también cubierta por bóveda de crucería.
Entre las obras de arte destacan en la capilla mayor dos sepulcros de alabastro renacentista con yacentes ( siglo XVI).
En el lado de la Epístola el de Gonzalo Guiral, comendador de San Juan, fechado en 1559 y de carácter manierista; en el lado del Evangelio el de Ruy González Castañeda y su esposa Beatriz González del primer cuarto del siglo XVI, atribuido al escultor Vasco de la Zarza. El retablo mayor es obra barroca de transición al neoclásico iniciado en 1783.
A los pies, en la nave central, coro bajo con sillería Mudejar (siglo XV). Pequeño museo con obras de arte de la iglesia; entre las que se encuentra la pila bautismal de Isabel la Católica.
Palacio de Juan II o Casa natal de Isabel la Católica
Situada cerca de la Puerta de Arévalo. Se trata del Palacio del Rey Don Juan II, integrado en el edificio del convento de Nuestra Señora de Gracia y cuya huerta llegaba hasta la muralla en la que la Torre de la Reina pertenecía también a la residencia Real. Fue habitado frecuentemente por el monarca y su segunda esposa Dña. Isabel de Portugal, quien dio a luz en él a su hija, Isabel la Católica, el 22 de abril de 1451 que aquí moró hasta 1455; retornó más tarde temporadas en 1469, 1476, 1494, 1495 y 1497.
Fue donado en 1525 por el Emperador Don Carlos V a su tía Dña. María de Aragón, priora de una comunidad de monjas Agustinas e hija natural del Rey Don Fernando. Durante el siglo XVI se realizó una ampliación con una nueva iglesia desaparecida tras un incendio fue de nuevo edificada en 1612 y un gran claustro conservándose el Palacio en la clausura. Llegó relativamente bien conservado hasta avanzado el siglo XX. Fue excesivamente restaurado en los años ochenta por el Arquitecto Mariano Bayón Álvarez y el Ministerio de Cultura.
De planta tropezoidal, constituida, hasta la torpe restauración, un característico Palacio Castellano del siglo XV, construido austeramente y sin ninguna suntuosidad. Corresponde a la arquitectura popular local más que a la de ningún estilo, ni mudéjar, ni gótico, pero de notable interés por su consideración paradigmática.
La fachada es un rectángulo apaisado flanqueado por dos grandes torres cuadradas según el modelo palacial bajomedieval, en el lienzo central tres alturas; la superior con galería abierta por cuatro arcos escárzanos con celosías realizadas en ladrillo; la segunda con mezquinas ventanas; y la baja, ciega y con portada descentrada con vano de arco apuntado dentro de alfiz doblado. Todo fue alterado en la restauración; las galerías trocadas por ocho ventanas, otros huecos de la segunda planta cerrados, y otros cambios, todos arbitrariamente efectuados.
En el interior se dispone un pequeño patio, igualmente de planta tropezoidal, reformado en el siglo XVI, de dos plantas, la baja con columnas graníticas, la superior con pies derechos; y en tornó a él se organizan las habitaciones decoradas con algunos recuerdo de los Reyes Católicos, como sus retratos; algunas de ellas se pueden visitar.
Real Hospital de la Purísima Concepción con la capilla al Santísimo Cristo de las Injurias, patrón de gran devoción
Fue fundado en el año de 1443 por doña. María de Aragón, esposa del Rey Don Juan II como Hospital Real. El edificio fue reconstruido en el siglo XVI y sufrió diversas reformas en el siglo XVIII. De esta época es la siguiente inscripción que narra la fundación: “Esta Casa u Hospital de la Sta. Limpieza Concepción de Nuestra Señora, fundó y dotó la serenísima reina Dña. María hija del rey Don Fernando de Aragón mujer primera del rey D. Juan de Castilla segundo y padre del rey Don Enrique, en el año de 1443”.
Construido en ladrillo, tapial y piedra para las partes nobles. Tiene planta cuadrada, con lateral a una calle y el otro con la capilla adosada, que fue reformada en el siglo XVIII. Consta de dos alturas con patio interior en torno al cuál se desarrollan las distintas dependencias. La fachada principal, a la plaza y con una inteligente concepción especial, presenta prolongado y diáfano pórtico que avanza sobre la calle, con columnas de granito de estilo dórico y con las dos plantas arquitrabadas.
La inferior con blasones añadidos a los capiteles, la superior con escudos sólo los de las esquinas y dispuestos en ángulo y con balaustrada por entretechos, el tercer intercolumnio hacia la capilla decorado con las armas reales para señalar el acceso principal. Este fruto de las reformas posteriores, tiene vano rectangular, otro más primitivo, al lado, con arco de medio punto y flanqueado por pequeñas ventanas.
El patio, igualmente cuadrado, también es arquitrabado, de dos plantas y con el carácter de la arquitectura popular coetánea. La galería baja con un banco corrido en las cuatro bandas y con columnas graníticas con capiteles voluminosos y toscos que reciben zapatas de madera. La alta se sustenta sobre pies derechos y lleva balaustres de madera. Una escalera comunica ambos pisos cuyas crujías y habitaciones van techadas con viguería de madera.
La Capilla del Hospital, como se ha dicho, fue reformada en el siglo XVIII; es muy espaciosa y presenta planta de cruz latina.
Sobre la pared que la separa del recinto del hospital se levanta una espadaña de ladrillo barroca, de un cuerpo con dos huecos para ventanas u otro más en el ático de perfiles sinuosos.
En el interior conserva una interesante escultura de Crucificado, el llamado “ Cristo de las Injurias”, obra gótica del siglo XV. coetánea de la primera construcción del Hospital de la Purísima Concepción.
Convento Agustino de Extramuros
Creado en 1.353 por doña María Díaz. Aunque el nombre de Beaterio era de Santa María de la Piedad, parece ser que las devotas mujeres que allí vivían, no pertenecían a ninguna orden.
En 1438 se hicieron cargo las madres agustinas, bautizándolo de nuevo con el nombre de Santa María de Gracia.
En 1527, después de trasladarse al palacio de Juan II, doña María de Aragón, priora en la fecha, se lo ofreció a los frailes de su orden siendo provincial de Castilla santo Tomás de Villanueva.
Con los agustinos adquirió gran importancia, de la importancia de este convento para la Orden Agustiniana, da cuenta el hecho de que en él se celebraran sus Capítulos Generales en los que se reunía lo más granado de la orden y se renovaban los cargos de toda la provincia de Castilla y alcanzando el grado de Casa Capitular de la provincia de Castilla.
El Abad Diego Escobar, en 1.566, era el capellán de la reina de Portugal. Durante el s. XVI, se realizan los cambios más importantes en el edificio, que fueron auspiciados y costeados por el cardenal Gaspar de Quiroga muerto en 1594 y enterrado en el convento. Pero si algo hace famoso al convento, es la trágica historia de la muerte de fray Luis de León, el 23 de agosto de 1591, entre estos muros.
En 1835, con la desamortización de Mendizábal, salió a subasta en 1844 siendo su comprador Alejandro Gutiérrez.
En 1890 Saturnino Villar vendió los restos del convento a don Augusto Sobrino.
La arquitectura del edificio tenía una planta escurialense y 5.000 metros cuadrados de superficie total. En la fachada, de más de 125 metros de largo, podemos apreciar la existencia de dos torres rematando las esquinas. El arquitecto de la segunda construcción, que le confiere la grandiosidad que sus ruinas delatan, fue Nicolás de Vergara, persona muy ligada a Herrera, y es muy posible que este último trabajara también en el proyecto, por eso, y por sus proporciones, fue llamado "el Segundo Escorial".
El claustro se levantó hacia 1535, del que quedan interesantes restos, era de estilo berroqueño herreriano, perteneciente a la arquitectura civil, con doble hilera de arcos enfilados en planta cuadrada con enormes bloques de granito.
Arco de Piedra
Nombre con el que ya en el siglo XVIII se referían a esta fachada granítica, que perteneció a la casa del médico de la Reina Isabel la Católica y sus hijos, el docto Nicolás de Soto y su mujer Isabel de Vergara.
Claro y hermoso ejemplo del plateresco abulense, que sin tener la importancia del salmantino hay que reconocerle el mérito de estar labrado en granito y no en la blanda arenisca. Esta fachada está formada por un primer cuerpo con un amplio vano adintelado enmarcado por pilastras con columnas adosadas que sostienen un tímpano semicircular, encima de este cuerpo un paño con una ventana también adintelada. Toda la fachada está adornada con motivos vegetales típicos del Renacimiento Español.
Iglesia de Santa María del Castillo
Situada sobre un altozano desde el que se domina la población y el entorno. Probablemente estuvo relacionada su construcción con una fortificación emplazada en las inmediaciones, a lo que respondería su denominación.
Se construyó en ladrillo y en estilo románico mudéjar a finales del siglo XII o comienzos del XIII, según las características de la escuela mudéjar de la Moraña, pero sufrió diversas reformas posteriormente, de especial intensidad en el siglo XVIII, en que se demolieron sus naves (tenía tres).
Hoy tiene una sola nave producto de la reforma señalada que enlaza por medio de un crucero cerrado con cimborrio cuadrado con la cabecera. De esta se conservan primitivos dos absides semicirculares -el central y el del Evangelio- y parte del arranque del costado norte, todo ello construido en ladrillo. El mayor es poligonal, de nueve paños, decorados con tres bandas de arcos ciegos doblados, superpuestos los de las dos inferiores, sobre los machones de estos los ejes de los arcos de la tercera, y encima de un friso de esquinillas, una cuarta banda con vanos ciegos recuadrados y también doblados, se ilumina por una sola ventana muy estrecha en el central. El otro ábside, poligonal de cinco paños y en origen de menor altura.
Muestra similar las dos bandas, mientras que la tercera es de recuadros doblados y ciegos, decoración con la que también se ornamenta su muro norte; en el interior con arcos perpiaños. El tramo mudéjar conservado inmediato ocupa la altura de las dos bandas de aquél con una sola arquería ciega de medio punto, sin doblar y encima grandes bandas verticales.
A los pies se sitúa la torre, de la que resta el cuerpo bajo macizo de la época mudéjar. El resto fue reconstruido en el siglo XVIII, rematándose con un cuerpo cuadrado con arcos de medio punto flanqueados por pilastras y rematados por frontones en cada lateral y todo coronado por una linterna, también cuadrada.
En el interior entre sus obras de arte, destacan las pinturas murales conservadas en el ábside del lado del Evangelio, de estilo gótico, un pantocrator, aún hoy oculto tras el retablo mayor, una tabla pintada con la representación del Santo Entierro, obra del siglo XVI y de estilo manierista, otra con el tema de la Resurrección del mismo siglo y una imagen del Crucificado, también gótica del siglo XIII; y un hermoso Calvario a los pies de la Iglesia.
Sinagoga
Aunque nada queda ya que recuerde la existencia de la Sinagoga, parece ser que una de las grandes casas de Madrigal tuvo como función original servir de culto, oración y reunión a la comunidad hebrea de la localidad.
Este edificio, que se encuentra en la parte más alta de la villa, mantiene sus muros en un estado de conservación excelente. Según Luciano Represa, la Sinagoga fue terminada de construir en el mes de septiembre del año 1025, aunque más adelante se le añadió el hermoso palacio cuya estructura permanece hasta nuestros días. Adosados a sus paredes y protegidos por una verja, se pueden apreciar los restos de la capilla que poseyó, y que dieron nombre a la calle.
No tenemos constancia del momento en que los judíos se asentaron en Madrigal, pero en la época del rey Juan II de Castilla constituían una comunidad relativamente amplia, muy próspera y con mucho poder.
Palacio de los Pocostales
e todas las casas palaciegas de Madrigal, hemos escogido la que perteneció a la rica e importante familia de los Pocostales. El edificio, que fue construido en el siglo XV, es de tales proporciones que tuvo capilla y cementerio propio, un enorme salón en la parte superior, así como un patio con columnas y galería. En su fachada distinguimos dos hermosos blasones y en el dintel de la puerta, labrado, el escudo del Santo Oficio. Esta señal sobre la entrada de la mansión, hoy dividida en dos casas particulares, indica que fue residencia del comisario del Santo Oficio.
Como en todas las localidades importantes, en la villa existía un comisario del Santo Tribunal, que dependía de Valladolid. Aunque el cargo no daba potestad para realizar detenciones ni para juzgar delitos, estos personajes recibían las denuncias y recogían las pruebas que luego remitían a los inquisidores. Tampoco cobraban sueldo alguno, aunque sacaban suculentos beneficios de los certificados de pureza de sangre.
La dureza de los castigos y la fragilidad de las pruebas aportadas, conferían a los comisarios un dañino poder casi ¡limitado. El miedo a la denuncia, pues la verdad o falsedad se resolvía con la tortura del acusado, convirtió a estos hombres en seres prepotentes, despiadados, viles y ruines, al amparo del terror.
Por eso, quizás, merece la pena hablar aquí de un gran comisario, hombre de fe y de justicia, que habitó el palacio del que hablamos. Juan Bernal de Pocostales es recordado en Madrigal por su buen hacer y su generosidad, manifestada en las varias obras pías que fundó para estudiantes pobres de la comarca y en sus donaciones a la iglesia de San Nicolás de Bari.
Fiestas de Madrigal de las Altas Torres
14 de Septiembre, Día del Cristo
En el interior se dispone un pequeño patio, igualmente de planta tropezoidal, reformado en el siglo XVI, de dos plantas, la baja con columnas graníticas, la superior con pies derechos; y en tornó a él se organizan las habitaciones decoradas con algunos recuerdo de los Reyes Católicos, como sus retratos; algunas de ellas se pueden visitar.
Real Hospital de la Purísima Concepción con la capilla al Santísimo Cristo de las Injurias, patrón de gran devoción
Fue fundado en el año de 1443 por doña. María de Aragón, esposa del Rey Don Juan II como Hospital Real. El edificio fue reconstruido en el siglo XVI y sufrió diversas reformas en el siglo XVIII. De esta época es la siguiente inscripción que narra la fundación: “Esta Casa u Hospital de la Sta. Limpieza Concepción de Nuestra Señora, fundó y dotó la serenísima reina Dña. María hija del rey Don Fernando de Aragón mujer primera del rey D. Juan de Castilla segundo y padre del rey Don Enrique, en el año de 1443”.
Construido en ladrillo, tapial y piedra para las partes nobles. Tiene planta cuadrada, con lateral a una calle y el otro con la capilla adosada, que fue reformada en el siglo XVIII. Consta de dos alturas con patio interior en torno al cuál se desarrollan las distintas dependencias. La fachada principal, a la plaza y con una inteligente concepción especial, presenta prolongado y diáfano pórtico que avanza sobre la calle, con columnas de granito de estilo dórico y con las dos plantas arquitrabadas.
La inferior con blasones añadidos a los capiteles, la superior con escudos sólo los de las esquinas y dispuestos en ángulo y con balaustrada por entretechos, el tercer intercolumnio hacia la capilla decorado con las armas reales para señalar el acceso principal. Este fruto de las reformas posteriores, tiene vano rectangular, otro más primitivo, al lado, con arco de medio punto y flanqueado por pequeñas ventanas.
El patio, igualmente cuadrado, también es arquitrabado, de dos plantas y con el carácter de la arquitectura popular coetánea. La galería baja con un banco corrido en las cuatro bandas y con columnas graníticas con capiteles voluminosos y toscos que reciben zapatas de madera. La alta se sustenta sobre pies derechos y lleva balaustres de madera. Una escalera comunica ambos pisos cuyas crujías y habitaciones van techadas con viguería de madera.
La Capilla del Hospital, como se ha dicho, fue reformada en el siglo XVIII; es muy espaciosa y presenta planta de cruz latina.
Sobre la pared que la separa del recinto del hospital se levanta una espadaña de ladrillo barroca, de un cuerpo con dos huecos para ventanas u otro más en el ático de perfiles sinuosos.
En el interior conserva una interesante escultura de Crucificado, el llamado “ Cristo de las Injurias”, obra gótica del siglo XV. coetánea de la primera construcción del Hospital de la Purísima Concepción.
Convento Agustino de Extramuros
Creado en 1.353 por doña María Díaz. Aunque el nombre de Beaterio era de Santa María de la Piedad, parece ser que las devotas mujeres que allí vivían, no pertenecían a ninguna orden.
En 1438 se hicieron cargo las madres agustinas, bautizándolo de nuevo con el nombre de Santa María de Gracia.
En 1527, después de trasladarse al palacio de Juan II, doña María de Aragón, priora en la fecha, se lo ofreció a los frailes de su orden siendo provincial de Castilla santo Tomás de Villanueva.
Con los agustinos adquirió gran importancia, de la importancia de este convento para la Orden Agustiniana, da cuenta el hecho de que en él se celebraran sus Capítulos Generales en los que se reunía lo más granado de la orden y se renovaban los cargos de toda la provincia de Castilla y alcanzando el grado de Casa Capitular de la provincia de Castilla.
El Abad Diego Escobar, en 1.566, era el capellán de la reina de Portugal. Durante el s. XVI, se realizan los cambios más importantes en el edificio, que fueron auspiciados y costeados por el cardenal Gaspar de Quiroga muerto en 1594 y enterrado en el convento. Pero si algo hace famoso al convento, es la trágica historia de la muerte de fray Luis de León, el 23 de agosto de 1591, entre estos muros.
En 1835, con la desamortización de Mendizábal, salió a subasta en 1844 siendo su comprador Alejandro Gutiérrez.
En 1890 Saturnino Villar vendió los restos del convento a don Augusto Sobrino.
La arquitectura del edificio tenía una planta escurialense y 5.000 metros cuadrados de superficie total. En la fachada, de más de 125 metros de largo, podemos apreciar la existencia de dos torres rematando las esquinas. El arquitecto de la segunda construcción, que le confiere la grandiosidad que sus ruinas delatan, fue Nicolás de Vergara, persona muy ligada a Herrera, y es muy posible que este último trabajara también en el proyecto, por eso, y por sus proporciones, fue llamado "el Segundo Escorial".
El claustro se levantó hacia 1535, del que quedan interesantes restos, era de estilo berroqueño herreriano, perteneciente a la arquitectura civil, con doble hilera de arcos enfilados en planta cuadrada con enormes bloques de granito.
Arco de Piedra
Nombre con el que ya en el siglo XVIII se referían a esta fachada granítica, que perteneció a la casa del médico de la Reina Isabel la Católica y sus hijos, el docto Nicolás de Soto y su mujer Isabel de Vergara.
Claro y hermoso ejemplo del plateresco abulense, que sin tener la importancia del salmantino hay que reconocerle el mérito de estar labrado en granito y no en la blanda arenisca. Esta fachada está formada por un primer cuerpo con un amplio vano adintelado enmarcado por pilastras con columnas adosadas que sostienen un tímpano semicircular, encima de este cuerpo un paño con una ventana también adintelada. Toda la fachada está adornada con motivos vegetales típicos del Renacimiento Español.
Iglesia de Santa María del Castillo
Situada sobre un altozano desde el que se domina la población y el entorno. Probablemente estuvo relacionada su construcción con una fortificación emplazada en las inmediaciones, a lo que respondería su denominación.
Se construyó en ladrillo y en estilo románico mudéjar a finales del siglo XII o comienzos del XIII, según las características de la escuela mudéjar de la Moraña, pero sufrió diversas reformas posteriormente, de especial intensidad en el siglo XVIII, en que se demolieron sus naves (tenía tres).
Hoy tiene una sola nave producto de la reforma señalada que enlaza por medio de un crucero cerrado con cimborrio cuadrado con la cabecera. De esta se conservan primitivos dos absides semicirculares -el central y el del Evangelio- y parte del arranque del costado norte, todo ello construido en ladrillo. El mayor es poligonal, de nueve paños, decorados con tres bandas de arcos ciegos doblados, superpuestos los de las dos inferiores, sobre los machones de estos los ejes de los arcos de la tercera, y encima de un friso de esquinillas, una cuarta banda con vanos ciegos recuadrados y también doblados, se ilumina por una sola ventana muy estrecha en el central. El otro ábside, poligonal de cinco paños y en origen de menor altura.
Muestra similar las dos bandas, mientras que la tercera es de recuadros doblados y ciegos, decoración con la que también se ornamenta su muro norte; en el interior con arcos perpiaños. El tramo mudéjar conservado inmediato ocupa la altura de las dos bandas de aquél con una sola arquería ciega de medio punto, sin doblar y encima grandes bandas verticales.
A los pies se sitúa la torre, de la que resta el cuerpo bajo macizo de la época mudéjar. El resto fue reconstruido en el siglo XVIII, rematándose con un cuerpo cuadrado con arcos de medio punto flanqueados por pilastras y rematados por frontones en cada lateral y todo coronado por una linterna, también cuadrada.
En el interior entre sus obras de arte, destacan las pinturas murales conservadas en el ábside del lado del Evangelio, de estilo gótico, un pantocrator, aún hoy oculto tras el retablo mayor, una tabla pintada con la representación del Santo Entierro, obra del siglo XVI y de estilo manierista, otra con el tema de la Resurrección del mismo siglo y una imagen del Crucificado, también gótica del siglo XIII; y un hermoso Calvario a los pies de la Iglesia.
Sinagoga
Aunque nada queda ya que recuerde la existencia de la Sinagoga, parece ser que una de las grandes casas de Madrigal tuvo como función original servir de culto, oración y reunión a la comunidad hebrea de la localidad.
Este edificio, que se encuentra en la parte más alta de la villa, mantiene sus muros en un estado de conservación excelente. Según Luciano Represa, la Sinagoga fue terminada de construir en el mes de septiembre del año 1025, aunque más adelante se le añadió el hermoso palacio cuya estructura permanece hasta nuestros días. Adosados a sus paredes y protegidos por una verja, se pueden apreciar los restos de la capilla que poseyó, y que dieron nombre a la calle.
No tenemos constancia del momento en que los judíos se asentaron en Madrigal, pero en la época del rey Juan II de Castilla constituían una comunidad relativamente amplia, muy próspera y con mucho poder.
Palacio de los Pocostales
e todas las casas palaciegas de Madrigal, hemos escogido la que perteneció a la rica e importante familia de los Pocostales. El edificio, que fue construido en el siglo XV, es de tales proporciones que tuvo capilla y cementerio propio, un enorme salón en la parte superior, así como un patio con columnas y galería. En su fachada distinguimos dos hermosos blasones y en el dintel de la puerta, labrado, el escudo del Santo Oficio. Esta señal sobre la entrada de la mansión, hoy dividida en dos casas particulares, indica que fue residencia del comisario del Santo Oficio.
Como en todas las localidades importantes, en la villa existía un comisario del Santo Tribunal, que dependía de Valladolid. Aunque el cargo no daba potestad para realizar detenciones ni para juzgar delitos, estos personajes recibían las denuncias y recogían las pruebas que luego remitían a los inquisidores. Tampoco cobraban sueldo alguno, aunque sacaban suculentos beneficios de los certificados de pureza de sangre.
La dureza de los castigos y la fragilidad de las pruebas aportadas, conferían a los comisarios un dañino poder casi ¡limitado. El miedo a la denuncia, pues la verdad o falsedad se resolvía con la tortura del acusado, convirtió a estos hombres en seres prepotentes, despiadados, viles y ruines, al amparo del terror.
Por eso, quizás, merece la pena hablar aquí de un gran comisario, hombre de fe y de justicia, que habitó el palacio del que hablamos. Juan Bernal de Pocostales es recordado en Madrigal por su buen hacer y su generosidad, manifestada en las varias obras pías que fundó para estudiantes pobres de la comarca y en sus donaciones a la iglesia de San Nicolás de Bari.
Fiestas de Madrigal de las Altas Torres
14 de Septiembre, Día del Cristo
7 de diciembre (por traslado del día 6, San Nicolas de Bari)
Ayuntamiento de Madrigal de las Altas Torres
C/ Plaza Santa Maria S/n
05220 - Madrigal de las Altas Torres
Tel: 920 320 001
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