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Toros en la plaza de Navas del Madroño
Navas del Madroño es un municipio de la provincia de Cáceres (España).
Debe su nombre a la profusión de tal árbol (madroño) en épocas pasadas. Hasta el siglo XIX era conocido como Ventas del Madroño, de donde proviene el gentilicio de "venteros" aplicado a sus habitantes. Hoy también es conocido como "el pueblo de las chimeneas" por la abundancia y tamaño de este elemento arquitectónico, necesario para la curación de las tradicionales matanzas, y que resalta en la vista panorámica desde los alrededores.
Limita con los términos municipales de Garrovillas, Casar de Cáceres, Arroyo de la Luz, Brozas y Alcántara.
Actualmente se encuentra integrado en la Mancomunidad Tajo-Salor.
Geológicamente, el término se encuentra dentro del Macizo Hespérico o Hercínico. La totalidad de su superficie está ocupada por materiales graníticos y arenosos.
Historia de Navas del Madroño
Prehistoria
La presencia humana en el actual término municipal de Navas del Madroño con una antigüedad de al menos cuatrocientos mil años está atestiguada por el reciente descubrimiento de un hendedor achelense, localizado en la zona de Malosdientes y estudiado por Marciano Breña Galán .
En algunos enclaves del término se han encontrado restos de poblamiento de la Edad de los Metales; dos (Cabeza de Araya y Pasto Común), estudiados por Martín Almagro Basch, han proporcionado objetos hoy conservados en el Museo de Cáceres.
Edad Antigua
En el asentamiento de Pozo Rodrigo había restos romanos y probablemente visigodos (aunque se persuadía pueblo de moros). Fue citado en el Interrogatorio que más abajo se dirá y en el Diccionario de Madoz.
Una calzada romano-medieval atravesaba el municipio, procedente de Cáceres y dirigida hacia Acehuche, al otro lado del Tajo (cruzable en barca hasta la construcción del pantano de Alcántara); todavía se conservan algunos tramos, aunque no se llevan a cabo labores de conservación de los mismos y se han echado escombros encima.
Edad Media
En la Edad Media se desarrolló un núcleo de ventas alrededor del punto donde conectaban tres cañadas ganaderas, la que llevaba a Cáceres y las que llevaban a los puentes de Alcántara y de Alconétar, ambos sobre el Tajo. Ese núcleo, lugar de mesta o reunión de trahumantes, dio lugar al pueblo; aún se conservan las fachadas de algunas ventas primitivas (la de Callina Atrás, la Posada, el Parador, el Hotel...).
Edad Moderna
El municipio de Navas del Madroño existió primeramente como arrabal (barrio pedáneo) dependiente del municipio de Brozas pero en 1736 inició el proceso judicial por la independencia y en 1737 se eximió de Brozas. En 1741 Felipe V concedió el privilegio de villa a la localidad aunque el pleito continuó por la delimitación de los límites geográficos, recibiendo favorablemente del Real Consejo de Castilla una primera sentencia en 1746 (reinando Fernando VI) y una segunda en 1771 (reinando Carlos III). La definitiva fijación de los límites en 1798 (reinando Carlos IV) significó la independencia efectiva; no obstante, la Dehesa Boyal de propios quedó en término de Brozas, a cuyo ayuntamiento siguió perteneciendo el arbolado o monte.
En 1790 el presbítero don Francisco Sánchez dejó una casa para recoger pobres mendigos, con otra casilla contigua para que de su arriendo se reparase aquélla. También había una obra pía, fundada por Alonso Anega e Isabel Rodríguez su mujer, con una dotación cuya renta se invertía en limosnas a pobres viudas y huérfanas. Las capellanías servideras, sin residencia forzosa, eran siete.
En 1791, según el Interrogatorio de la Real Audiencia de Extremadura respondido por los alcaldes ordinarios, los regidores, los diputados de abastos y el procurador síndico general y personero, ante don Joseph Antonio Palazio, Alcalde del Crimen (concordante con el respondido por el cura propio de la única iglesia parroquial de la villa), "este pueblo es de la Orden de Alcántara y por ello pertenece a Su Majestad como su Gran Maestre, no es de behetría; que la elección de los ofizios de justizia y ayuntamiento se executa por mitad entre los del estado noble y la otra por el general, como se previene en el capítulo definitorio de dicha Orden y Reales Provisiones que le están comunicadas". Ese año el único mesón existente era el propio de la cofradía de las Ánimas Benditas. La dotación y emolumentos de la parroquia consistía en tres hornos de pan cocer, en el diezmo de teja y ladrillo de uno que tiene de esta clase, en varios censos, dos posesiones de tierra y en el derecho de sepulturas, y todo, sin deducir gastos anexos, llegaba anualmente a 3.242 reales; la provisión de párroco tocaba al Real Consejo de Órdenes.
Personajes
Entre los hijos de Navas del Madroño destacan los maestros arquitectos Juan Moreno Pache y Gabriel Hernández, del siglo XVIII, y Cesáreo Moreno, del XX, que fue condecorado con la Cruz Laureada de San Fernando, ganada en la Guerra de Marruecos.
Economia de Navas del Madroño
Pasado
Desde la independencia municipal había un pósito con fondo fijo de 4500 fanegas de cereales y se reintegraba todos los años.
En 1737 se construyó el primer molino de aceite y en 1790 había ya dos más y otro en construcción.
En 1790 el Interrogatorio antecitado estimó la cosecha en cosa de 7.200 fanegas de trigo, 6.800 de centeno, 5.900 de cebada, 300 de garbanzos, 1.100 arrobas de higos pasados, 680 de zumaque, 500 de aceite, 100 de vino, 59 de lana negra y 12 de miel. La fanega de garbanzos tenía precio corriente de 90 reales, la de trigo 24, la de centeno 14, la de cebada 13, la arroba de miel 130, la de lana 88, la de aceite 70, la de vino 32, la de higos 9 y la de zumaque 5. Había dos charcas que movían dos molinos harineros y una máquina para serrar madera. En la fecha citada había sólo cinco posesiones (del conde de Canilleros, del conde de la Encina, del vizconde de Peñaparda, de Juan Lizaur y de Diego de la Plata, regidor perpetuo de Cáceres) cercadas para plantío de olivos e higueras, consiguientes a las Reales Órdenes; en ellas estaban las únicas cinco casas de campo del término. Tanto los civiles como el religioso manifestaban el deseo de los vecinos de obtener permiso real para cercar nuevas tierras. Las dehesas de propios eran comunes en pastos y labores con las de Brozas, Alcántara, Mata y Villa del Rey. El número de cabezas de ovejas ascendía a 12.200, el de vacas a 1.150, el de cabras a 600, el de puercos a 1.100 y el de yeguas a 10. Las yuntas llegaban a 516. La miel se sacaba de tres colmenares o muros y de varios asientos de corchos; la cera se vendía en rama a vecinos de Ceclavín.
En el siglo XIX, según Pascual Madoz, el municipio contaba con seis lagares de aceite, seis telares de lienzo y paño, cinco molinos harineros de rivera, tres fábricas de jabón blanco, tres tejares y dos tahonas de zumaque (estas dos eran significativas, porque en toda Extremadura había sólo tres). Hasta mediados del siglo XX abundaban los canteros y picapedreros, así como los carreteros. Había una alta ocupación femenina en trabajos de hilado y teñido.
Presente
Hoy la población vive principalmente de la agricultura (cereales y olivar en secano más algunas huertas con pozos) y de la ganadería (vacas y ovejas). Últimamente está incrementándose la ocupación en el sector servicios, dada la proximidad a la capital.
Costumbres de Navas del Madroño
Según Domínguez Moreno, en la etnomedicina de Navas, para las infecciones dolorosas del útero se consideraba bueno echar orina de buey en un recipiente y calentarla para que la afectada tomara vapores de asiento y para los cólicos nefríticos preferían la decocción de cebada o una simple papilla de harina de este mismo cereal.
Siguiendo al mismo etnólogo, aún a principios del siglo XX existía la costumbre de que, tras producirse la muerte de una persona, se vaciaban todos los recipientes de agua que había en la casa, ya que existía la creencia de que el alma, al separarse del cuerpo, buscaba un lugar para purificarse y, lógicamente, lo hacía en el agua que tuviera más cerca. El líquido se derramaba, según decían en el pueblo, para que nadie lo utilizara y cargara con las culpas del difunto. Esta creencia de Navas del Madroño, que fue general en toda la zona y que nació en épocas remotas, nos habla de la necesidad de la lustración, de la limpieza del alma en el momento de la muerte.
Gastronomia de Navas del Madroño
Platos típicos son la tortilla de criadillas, el arroz de boda, la berza con buche, las tencas fritas, la chanfaina, el frite de burranco y, entre los postres, las floretas.
Fiestas de Navas del Madroño
La fiesta de los Carnavales, en febrero, tiene gran tradición.
La Romería del Santo, en la ermita del Patrón, se realiza el domingo de Resurrección. Antes del siglo XX esta romería no se celebraba pero la ermita tenía rentas de la huerta y tierras inmediatas.
La Feria de Ganados se celebra el 10, 11 y 12 de mayo.
Los Toros se festejan alrededor del 15 de agosto. Suelen celebrarse de mañana encierros por las calles y por la tarde se lidian en la plaza del pueblo toros al estilo tradicional. Hasta principios del siglo XX los festejos se realizaban en un coso específico situado en el Egido de la Luz, del que se conserva la estructura circular dedicada hoy a tinados.
La Jira tiene lugar el 2 de noviembre. Después de acudir al cementerio, la gente sale al campo para comer en grupos festivos.
Debe su nombre a la profusión de tal árbol (madroño) en épocas pasadas. Hasta el siglo XIX era conocido como Ventas del Madroño, de donde proviene el gentilicio de "venteros" aplicado a sus habitantes. Hoy también es conocido como "el pueblo de las chimeneas" por la abundancia y tamaño de este elemento arquitectónico, necesario para la curación de las tradicionales matanzas, y que resalta en la vista panorámica desde los alrededores.
Limita con los términos municipales de Garrovillas, Casar de Cáceres, Arroyo de la Luz, Brozas y Alcántara.
Actualmente se encuentra integrado en la Mancomunidad Tajo-Salor.
Geológicamente, el término se encuentra dentro del Macizo Hespérico o Hercínico. La totalidad de su superficie está ocupada por materiales graníticos y arenosos.
Historia de Navas del Madroño
Prehistoria
La presencia humana en el actual término municipal de Navas del Madroño con una antigüedad de al menos cuatrocientos mil años está atestiguada por el reciente descubrimiento de un hendedor achelense, localizado en la zona de Malosdientes y estudiado por Marciano Breña Galán .
En algunos enclaves del término se han encontrado restos de poblamiento de la Edad de los Metales; dos (Cabeza de Araya y Pasto Común), estudiados por Martín Almagro Basch, han proporcionado objetos hoy conservados en el Museo de Cáceres.
Edad Antigua
En el asentamiento de Pozo Rodrigo había restos romanos y probablemente visigodos (aunque se persuadía pueblo de moros). Fue citado en el Interrogatorio que más abajo se dirá y en el Diccionario de Madoz.
Una calzada romano-medieval atravesaba el municipio, procedente de Cáceres y dirigida hacia Acehuche, al otro lado del Tajo (cruzable en barca hasta la construcción del pantano de Alcántara); todavía se conservan algunos tramos, aunque no se llevan a cabo labores de conservación de los mismos y se han echado escombros encima.
Edad Media
En la Edad Media se desarrolló un núcleo de ventas alrededor del punto donde conectaban tres cañadas ganaderas, la que llevaba a Cáceres y las que llevaban a los puentes de Alcántara y de Alconétar, ambos sobre el Tajo. Ese núcleo, lugar de mesta o reunión de trahumantes, dio lugar al pueblo; aún se conservan las fachadas de algunas ventas primitivas (la de Callina Atrás, la Posada, el Parador, el Hotel...).
Edad Moderna
El municipio de Navas del Madroño existió primeramente como arrabal (barrio pedáneo) dependiente del municipio de Brozas pero en 1736 inició el proceso judicial por la independencia y en 1737 se eximió de Brozas. En 1741 Felipe V concedió el privilegio de villa a la localidad aunque el pleito continuó por la delimitación de los límites geográficos, recibiendo favorablemente del Real Consejo de Castilla una primera sentencia en 1746 (reinando Fernando VI) y una segunda en 1771 (reinando Carlos III). La definitiva fijación de los límites en 1798 (reinando Carlos IV) significó la independencia efectiva; no obstante, la Dehesa Boyal de propios quedó en término de Brozas, a cuyo ayuntamiento siguió perteneciendo el arbolado o monte.
En 1790 el presbítero don Francisco Sánchez dejó una casa para recoger pobres mendigos, con otra casilla contigua para que de su arriendo se reparase aquélla. También había una obra pía, fundada por Alonso Anega e Isabel Rodríguez su mujer, con una dotación cuya renta se invertía en limosnas a pobres viudas y huérfanas. Las capellanías servideras, sin residencia forzosa, eran siete.
En 1791, según el Interrogatorio de la Real Audiencia de Extremadura respondido por los alcaldes ordinarios, los regidores, los diputados de abastos y el procurador síndico general y personero, ante don Joseph Antonio Palazio, Alcalde del Crimen (concordante con el respondido por el cura propio de la única iglesia parroquial de la villa), "este pueblo es de la Orden de Alcántara y por ello pertenece a Su Majestad como su Gran Maestre, no es de behetría; que la elección de los ofizios de justizia y ayuntamiento se executa por mitad entre los del estado noble y la otra por el general, como se previene en el capítulo definitorio de dicha Orden y Reales Provisiones que le están comunicadas". Ese año el único mesón existente era el propio de la cofradía de las Ánimas Benditas. La dotación y emolumentos de la parroquia consistía en tres hornos de pan cocer, en el diezmo de teja y ladrillo de uno que tiene de esta clase, en varios censos, dos posesiones de tierra y en el derecho de sepulturas, y todo, sin deducir gastos anexos, llegaba anualmente a 3.242 reales; la provisión de párroco tocaba al Real Consejo de Órdenes.
Personajes
Entre los hijos de Navas del Madroño destacan los maestros arquitectos Juan Moreno Pache y Gabriel Hernández, del siglo XVIII, y Cesáreo Moreno, del XX, que fue condecorado con la Cruz Laureada de San Fernando, ganada en la Guerra de Marruecos.
Economia de Navas del Madroño
Pasado
Desde la independencia municipal había un pósito con fondo fijo de 4500 fanegas de cereales y se reintegraba todos los años.
En 1737 se construyó el primer molino de aceite y en 1790 había ya dos más y otro en construcción.
En 1790 el Interrogatorio antecitado estimó la cosecha en cosa de 7.200 fanegas de trigo, 6.800 de centeno, 5.900 de cebada, 300 de garbanzos, 1.100 arrobas de higos pasados, 680 de zumaque, 500 de aceite, 100 de vino, 59 de lana negra y 12 de miel. La fanega de garbanzos tenía precio corriente de 90 reales, la de trigo 24, la de centeno 14, la de cebada 13, la arroba de miel 130, la de lana 88, la de aceite 70, la de vino 32, la de higos 9 y la de zumaque 5. Había dos charcas que movían dos molinos harineros y una máquina para serrar madera. En la fecha citada había sólo cinco posesiones (del conde de Canilleros, del conde de la Encina, del vizconde de Peñaparda, de Juan Lizaur y de Diego de la Plata, regidor perpetuo de Cáceres) cercadas para plantío de olivos e higueras, consiguientes a las Reales Órdenes; en ellas estaban las únicas cinco casas de campo del término. Tanto los civiles como el religioso manifestaban el deseo de los vecinos de obtener permiso real para cercar nuevas tierras. Las dehesas de propios eran comunes en pastos y labores con las de Brozas, Alcántara, Mata y Villa del Rey. El número de cabezas de ovejas ascendía a 12.200, el de vacas a 1.150, el de cabras a 600, el de puercos a 1.100 y el de yeguas a 10. Las yuntas llegaban a 516. La miel se sacaba de tres colmenares o muros y de varios asientos de corchos; la cera se vendía en rama a vecinos de Ceclavín.
En el siglo XIX, según Pascual Madoz, el municipio contaba con seis lagares de aceite, seis telares de lienzo y paño, cinco molinos harineros de rivera, tres fábricas de jabón blanco, tres tejares y dos tahonas de zumaque (estas dos eran significativas, porque en toda Extremadura había sólo tres). Hasta mediados del siglo XX abundaban los canteros y picapedreros, así como los carreteros. Había una alta ocupación femenina en trabajos de hilado y teñido.
Presente
Hoy la población vive principalmente de la agricultura (cereales y olivar en secano más algunas huertas con pozos) y de la ganadería (vacas y ovejas). Últimamente está incrementándose la ocupación en el sector servicios, dada la proximidad a la capital.
Costumbres de Navas del Madroño
Según Domínguez Moreno, en la etnomedicina de Navas, para las infecciones dolorosas del útero se consideraba bueno echar orina de buey en un recipiente y calentarla para que la afectada tomara vapores de asiento y para los cólicos nefríticos preferían la decocción de cebada o una simple papilla de harina de este mismo cereal.
Siguiendo al mismo etnólogo, aún a principios del siglo XX existía la costumbre de que, tras producirse la muerte de una persona, se vaciaban todos los recipientes de agua que había en la casa, ya que existía la creencia de que el alma, al separarse del cuerpo, buscaba un lugar para purificarse y, lógicamente, lo hacía en el agua que tuviera más cerca. El líquido se derramaba, según decían en el pueblo, para que nadie lo utilizara y cargara con las culpas del difunto. Esta creencia de Navas del Madroño, que fue general en toda la zona y que nació en épocas remotas, nos habla de la necesidad de la lustración, de la limpieza del alma en el momento de la muerte.
Gastronomia de Navas del Madroño
Platos típicos son la tortilla de criadillas, el arroz de boda, la berza con buche, las tencas fritas, la chanfaina, el frite de burranco y, entre los postres, las floretas.
Fiestas de Navas del Madroño
La fiesta de los Carnavales, en febrero, tiene gran tradición.
La Romería del Santo, en la ermita del Patrón, se realiza el domingo de Resurrección. Antes del siglo XX esta romería no se celebraba pero la ermita tenía rentas de la huerta y tierras inmediatas.
La Feria de Ganados se celebra el 10, 11 y 12 de mayo.
Los Toros se festejan alrededor del 15 de agosto. Suelen celebrarse de mañana encierros por las calles y por la tarde se lidian en la plaza del pueblo toros al estilo tradicional. Hasta principios del siglo XX los festejos se realizaban en un coso específico situado en el Egido de la Luz, del que se conserva la estructura circular dedicada hoy a tinados.
La Jira tiene lugar el 2 de noviembre. Después de acudir al cementerio, la gente sale al campo para comer en grupos festivos.
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