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Munera - Albacete


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Munera




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Munera es una localidad de la comarca del Campo de Montiel, en La Mancha, provincia de Albacete. Esta provincia pertenece a la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha (España). Se encuentra a 59 km. de la capital provincial. En 2008 cuenta con 3.885 habitantes, según datos del INE.

Altitud: 930 msnm
Latitud: 39º 01' 59" N
Longitud: 002º 28' 00" O





Situado en La Mancha, dentro del llamado Campo de Montiel, a 57 km al oeste de la capital provincial. Se encuentra a una altura de 930 msnm.

El término municipal de Munera limita al norte con el de Villarrobledo, al este con el de La Roda, al sur con el de Lezuza y al oeste con el de El Bonillo y el de Villarrobledo.

Cuenta además con una extensión total de 22.943 ha.

Está bañado por dos ríos, el Quintanar y el Ojuelo, que se unen en la entrada suroeste del pueblo para formar un solo río que pasa a denominarse Córcoles. Aunque en las cartas geográficas más antiguas del entonces denominado "Instituto Geográfico y Estadístico", del año 1889, ya aparece el nacimiento del río Córcoles muy cerca de las navas de Navalcudia (Charca manantial del Tejar de los Monteros, junto a la Casa del Gramal, en el término municipal de El Bonillo), desde donde deriva la rama fluvial del citado río Ojuelo.

El pueblo, su término, y concretamente éste y sus aledaños, puede considerarse como una inmensa estación arqueológica de primer orden: hachas de piedra tallada pulimentada -del neolítico y del paleolítico-, puntas de flecha de pedernal, de hierro y de cobre, candiles, etc., se encuentran con bastante frecuencia por estas tierras.

Los yacimientos arqueológicos forman como un arco de este a noroeste pasando por el sur del término, como si se fueran agarrando a las primeras estribaciones de la Sierra de Alcaraz que por esta zona apuntan.

El actual término municipal de Munera estuvo cruzado por una vía romana de sudoeste a nordeste, llamada en otros tiempos Camino Real, ahora "Vereda de los Serranos", que era esta vía de las llamadas "terrenas", o sea, que no estaba fabricada con piedras superpuestas formando una calzada ya que el terreno que atraviesa pertenece, según el Instituto Geológico y Minero, al Jurásico Inferior, terreno de dolomías y calizas, muy duro y pedregoso.

También puede citarse su extenso patrimonio histórico-hidráulico, en relación con la ribera del río Córcoles, representado por antiguos molinos, canales, sifones y acueductos.




Historia de Munera

La historia de Munera se puede remontar hasta los primeros tiempos. Se han encontrado restos del Neolítico y del Paleolítico, como hachas de piedra tallada pulimentada, puntas de flecha de diversos materiales, candiles, etc. A 5 kilómetros del pueblo y no lejos de la antigua vía romana, la morra del Quintanar puede dar una idea de lo que fueron los poblados íberos de la Edad del Bronce.

Los yacimientos arqueológicos forman como un arco que va de este a noroeste, pasando por el sur del término, como si se fueran agarrando a las primeras estribaciones de la Sierra de Alcaraz que por esta zona apuntan.

El actual término municipal de Munera estuvo cruzado por una vía romana de sureste a noroeste, llamada en otros tiempos Camino Real, ahora Camino Viejo de Munera y Lezuza. Esta vía era de las llamadas "terrenas", es decir, que no estaba fabricada con piedras superpuestas formando una calzada, ya que el terreno que atraviesa pertenece, según el Instituto Geológico y Minero, al infracretáceo, terreno muy duro y pedregoso.

El pueblo, en calidad de aldea de Alcaraz, enclavada en su territorio y conocida vulgarmente por la Dehesa de Doña Berenguela, iba creciendo y teniendo aspiraciones de independencia. Por otro lado, a los monarcas ya no les interesaba perpetuar aquella posesión real y por ello decidieron dividir esta jurisdicción en "ocho cuartos de dehesa", que se llamaron: "Don Benito", "Los Morcillos", "Cerro Collado", "Asperilla", "La Lastra o Míngo Mínguez", "San Bartolomé", "Lechina" y "Las Zorizas". Estas porciones fueron vendidas a otros tantos propietarios en el año 1.548. El concejo se quedó con San Bartolomé en calidad de Dehesa de Propios.

Todo esto dio origen a la concesión del Privilegio de Villazgo, el día 22 de Enero de 1.548, por su majestad el Rey Don Felipe II, siendo firmado "por la mano de su muy cara hermana la Serenísima Princesa de Portugal (María de Austria), siendo gobernadora de estos reinos".

Este privilegio concedía al lugar de Munera exención de jurisdicción de la ciudad de Alcaraz, haciéndole Villa de por sí y sobre sí, con jurisdicción civil y criminal para ejercer en ella y una legua en su contorno. Más tarde y por necesidades y conveniencias particulares fue ampliada en toda la mitad norte y mantenida en el resto.

Como es natural, la vida de Munera empezó a ser pujante desde este momento, al disponer de sus riquezas naturales en beneficio exclusivo de los componentes del nuevo municipio. De todas formas siguió sujeto a las "Residencias" o tutela de los Corregidores de Alcaraz que, hasta el año 1.740, estuvieron encargados de tomar cuentas y autorizar los presupuestos a los regidores de la Villa.

Paralelamente con el título de Villa, se concedieron unos privilegios y regalías determinados. Uno de ellos consistía en que el concejo podía poseer un molino, que se llamó "molino del Concejo". Otro de los curiosos privilegios otorgados al Ayuntamiento era el de poder nombrar anualmente un predicador a su gusto para el Adviento, la Cuaresma y las fiestas de la Virgen. Generalmente, este nombramiento recaía en uno de los frailes del convento de Villarrobledo.

A lo largo de la historia de Munera, varios son los desastres naturales que la han asolado. Entre ellos, podemos destacar el 19 de agosto del año 1.574, fecha en la que se desencadenó una tormenta que duró casi veinticuatro horas, siendo tal la cantidad de agua caída que rápidamente y de forma alarmante comenzaron a subir el caudal de los ríos Quintanar y Ojuelo.

Otro de estos desastres se produjo en 1.802, cuando el desbordamiento del río Córcoles provocó el hundimiento del frágil puente existente sobre éste, dejando cortado el término en dos mitades e imposibilitando la llegada hasta los molinos, con que los vecinos llegaron pasar hambre.




Lugares de Interes de Munera

Castillo
Castillo de los Casares (Munera).El conjunto de restos arquitectónicos y arqueológicos constituido por el castillo y la "Casa Fuerte" o "Los Casares" se encuentra situado al suroeste de la actual población de Munera, ocupando una pequeña elevación y las inmediaciones de la misma junto al cauce del río Córcoles.

El origen del castillo de Munera puede remontarse a época de la dominación musulmana, como han puesto de manifiesto algunos historiadores, y su construcción puede estar relacionada con las diversas campañas militares durante la conquista árabe y la Reconquista y con el control de las vías de comunicación, con la vigilancia estratégica de un ramal interior del antiguo camino entre la costa mediterránea y Andalucía, el llamado "Camino de Aníbal" o "Vía Augustea", que continuó utilizándose durante la Edad Media.

Existen pocas noticias documentales en relación al castillo. Tras la reconquista del territorio en que se encuentra Munera por el rey Alfonso VIII en el siglo XIII, parece ser que éste pasó a formar parte del señorío de Villena, integrándose en el concejo de Alcaraz, como puede demostrarse a través de un documento posterior, fechado en 1365, relativo a una "carta de confirmación otorgada por el concejo de Alcaraz al lugar de Munera de una dehesa boyal". De esta manera se integró en una zona de repoblación problemática por extrema y limítrofe con los territorios de dominio de las órdenes militares de San Juan y Santiago. A partir de estos momentos el devenir histórico del castillo aparece ligado al propio del Marquesado de Villena, y a sus luchas feudales, su final pudo acaecer pocos años después del asedio de Alcaraz en 1475, como consecuencia de la orden de demolición por parte de Isabel la Católica de los castillos de la conflictiva región.

El castillo, que cuenta con la condición de Bien de Interés Cultural, ha sido sometido a diversas intervenciones arqueológicas y arquitectónicas de restauración, de modo esporádico, durante las décadas de 1980 y 1990, aunque a mediados de la década de 1990 el estado de deterioro en algunos puntos del edificio resultaba preocupante. Por eso, a partir de 1998 se ha emprendido un Proyecto de Puesta en Valor del mismo, así como del edificio de Los Casares, al norte del castillo, con el fin de evitar la degradación acelerada de los restos, obtener datos arqueológicos que permitan enriquecer nuestro conocimiento sobre el conjunto y recuperar el mismo para su uso y disfrute por parte de la sociedad, convirtiéndolo en un centro cultural visitable. Dicho proyecto es promovido y financiado por el Ayuntamiento y cuenta con la subvención económica de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, habiéndose llevado a cabo cinco fases de actuación hasta el momento.

Las premisas de intervención que se han tomado contemplan, en primer lugar, la consolidación arquitectónica de los restos, debido a la inminencia del derrumbe de algunos de los mismos al iniciar el proyecto, como era el caso de la torre del homenaje y de gran parte de los lienzos de Los Casares; en segundo lugar, la documentación arqueológica, ya que muchos restos se encontraban sepultados por las propias ruinas del castillo, caso del muro barbacana, por lo cual es necesaria la excavación, que además permitirá conocer el origen y evolución arquitectónica e histórica de los edificios; y en tercer lugar, la restauración de muchos de los restos que permita ofrecer al visitante una idea de la arquitectura original del conjunto, aunque huyendo siempre de la reconstrucción sistemática que pueda enmascarar los restos originales, distinguiéndolos mediante diversos procedimientos de las restituciones emprendidas. Los tres frentes de actuación han sido abordados en paralelo, dada su interrelación, con el fin de la mayor eficacia en la puesta en valor.

El castillo tiene varias partes diferenciadas. En primer lugar, la parte más elevada se encuentra ocupada por el recinto fortificado propiamente dicho, que cuenta al oeste con la muralla ciñendo un espacio de planta ovoide, defendido por el propio muro y torres macizas cuadrangulares. Se ha intervenido recientemente en los lienzos septentrionales del recinto fortificado, comenzándose a restituir el alzado de la muralla, muy deteriorado en esta zona, y consolidando todos los cubos defensivos; asimismo, se ha iniciado la excavación arqueológica en el interior de esta zona, completamente colmatada debido a la realización de tareas agrícolas en tiempos modernos.

Al este del recinto fortificado se encuentra un cuerpo cuadrangular comunicado con éste, constituido por los restos de la torre del homenaje, varias entradas al castillo y un patio central a un nivel inferior al del recinto anterior, con el que se comunica a través de un vano en un gran muro norte-sur que divide las dos áreas. En toda esta zona se ha llevado a cabo la excavación arqueológica en extensión, poniendo al descubierto en la parte oriental un acceso abovedado similar al conocido al sur, pero completamente destruido, aunque conserva los restos para encastrar el rastrillo defensivo. Al norte un gran muro de una etapa constructiva muy tardía de la historia del castillo sepulta una rampa de acceso a la torre del homenaje. Ésta, ha sido la construcción que ha sido objeto de consolidación de urgencia durante las primeras fases de actuación, dado su estado de conservación, muy precario en aquellos momentos. Únicamente conservaba una parte considerable del muro septentrional y restos muy precarios del resto, aunque ha podido documentarse la existencia de una puerta con arco de medio punto al sur y una plataforma pavimentada sobre el paso abovedado oriental. Más al este y ya extramuros del castillo, se encuentra un edificio de planta rectangular separado de éste por un pasillo paralelo a la torre del homenaje, en el que se han realizado tareas de limpieza y consolidación.

El castillo se encuentra rodeado en todo su perímetro, excepto al este, por un muro barbacana de notables dimensiones, muy arrasado, que era visible muy parcialmente en algunos puntos, pero que ha sido completamente exhumado, consolidado y restaurado en la zona nororiental, donde además se han documentado dos nuevos accesos en codo al recinto a través de esta barbacana.

Durante las excavaciones realizadas en la campaña de 2006, se descubrió que rodeando el muro barbacana, en su perímetro exterior, existió un foso del que se tenía indicios desde la campaña anterior, pero sin poder asegurar que fuese así. El dato más interesante de este descubrimiento es que podría proceder de la Edad del Bronce, con lo que sería uno de los pocos yacimientos fortificados de esta época de los que se tiene conocimiento.

Panoramica del conjunto de Los CasaresLos Casares constituye un conjunto arquitectónico notabilísimo por sus dimensiones y calidad de construcción, conservando en la actualidad lienzos de muros de tapial de cerca de una decena de metros de altura. Su estado de conservación a finales del siglo XX era muy precario, por lo que se ha llevado a cabo una intervención de consolidación ininterrumpida desde 1999. Las excavaciones arqueológicas en el mismo han permitido conocer hasta el momento gran parte de la planta del edificio, que se encontraba sepultada bajo sedimentos modernos, configurándose como un gran conjunto arquitectónico con planta de tendencia rectangular y compartimentación interna en diversas naves en torno a un espacio central.

Iglesia
Iglesia de San Sebastián, situada en la Plaza de la Constitución, es un ejemplo de arquitectura religiosa de estilo gótico, que data del periodo de los siglos XV-XVI.



Turismo

El turismo de Munera, además de la importancia de las distintas fiestas, tiene en la caza un importante reclamo para este sector.

Al llegar a Munera desde Levante, los extensos campos de cereales van dando paso, poco a poco a las onduladas lomas de estas tierras, lugar ideal para la practica de la caza menor, dado que las tierras de Munera siempre han sido ricas en especies cinegéticas. Entre estas especies se encuentra el conejo, la liebre, la paloma torcaz, la tórtola y sobre todo la reina de la caza menor, la perdiz roja. El municipio cuenta con diversos cotos de caza, con un gran número de socios.

Munera dispone también del campo de tiro "La Calera" donde se organizan diversas competiciones de tiro al plato y pichón, lugar en el que gran número de aficionados pasan los fines de semana disfrutando de estos deportes con los amigos.




Economia de Munera

La economía de Munera está basada principalmente en el sector servicios y en la agricultura. En menor medida, también se dedica a la ganadería.

Munera ofrece a todas aquellas empresas que quieran instalarse en Munera un Polígono Industrial.




Gastronomia de Munera

ueblo rico en matices gastronómicos, se encuentra rodeado de un paisaje típicamente manchego y en un lugar dotado de múltiples y extraordinarios productos agrícolas.

Es pueblo de cazadores y su cocina tiene gran relación con el mundo de la caza. Como platos típicos de Munera, destacamos: los gazpachos manchegos, con sus particulares tortas y cocinados con carnes de caza. También las migas "ruleras" y las gachas con cuerva en el tiempo de vendimia, junto con el guiso de judías con perdiz.

También exquisitos al paladar son la sopa de cominos y el moje de ajo "picao", sin olvidar el atascaburras cuando llega la nieve. Son muy típicos de esta tierra los rolletes de sartén, amasados con excelentes productos manchegos, con el mejor aceite de oliva, la más exquisita harina y los huevos más frescos; añadiendo azúcar y raspadura de limón.





Fiestas de Munera

Feria de Munera.
Se viene celebrando desde 1756, año en que se instituyó en honor a su patrona la Virgen de la Fuente. Esta fiesta siempre ha tenido un calendario fijo, celebrándose los días del 20 al 25 de septiembre. A lo largo del extenso programa de las mismas podemos encontrar actividades para todo tipo de personas, edades y gustos. Cabe destacar el Pórtico Literario, que tiene lugar en el primer día de las fiestas y que convoca a importantes escritores y poetas que dan a conocer sus más destacados trabajos, resultando un gran homenaje literario a Munera.

Leyenda de la Encantá.
El castillo de Munera, que data probablemente de la Edad del Bronce y que fue además fortaleza romana, árabe y cristiana, cuenta también con su correspondiente leyenda que proviene quizás de la Edad Media: "La leyenda de la Encantá". Según cuenta la misma, una bella dama aparece todas las noches de San Juan entre los muros de la torre del homenaje del castillo. Con este motivo, el sábado más próximo a la noche de San Juan una pintoresca y original fiesta junto al castillo, en la que se representa la leyenda, seguida de fuegos artificiales que darán comienzo a un concierto de grupos de la provincia en honor a la Encatá.

Fiestas de la Juventud.
Se celebran la tercera semana de julio siendo ésta como una "mini feria" para muchos de los visitantes que por el mal tiempo de septiembre eligen estas fechas para visitar y disfrutar Munera. En estas fiestas se corona a la reina y damas de Munera, se entregan los premios de diferentes campeonatos desarrollados durante el verano como el popular futbito, campeonato de fútbol sala entre equipos del municipio que se desarrolla en las pistas de la piscina. Los días grandes de estas fiestas son el sábado y Domingo por la mañana, que es cuando se sueltan las "vaquillas" en la calle Santa Ana, excusa perfecta para empalmar una noche de fiesta con una mañana taurina. El sábado por la noche tiene lugar un concierto en el campo de fútbol y durante toda la semana en la plaza Enrique García Solana podemos disfrutar de actuaciones teatrales, verbenas y muchos espectáculos callejeros.

San Isidro.
Se celebra el 15 de mayo, día en el que se hace una romería en la ermita, procesionando al santo. En la romería se hacen numerosas competiciones como tiro de reja, concurso de carrozas, carrera de sacos, concurso de calderetas,... Por la tarde, en el auditorio municipal se entregan los premios de las competiciones y se representan bailes folclóricos tradicionales.

Jueves lardero.
Es el jueves anterior al miércoles de ceniza y es tradicion de esta fecha irse a comer o a merendar al campo con familiares o amigos y comer la tradicional mona de pascua que suele tener un huevo en el centro. Se puede decir que este día marca el comienzo del Carnaval en Munera porque, a partir de esta fecha, la gente empieza a disfrazarse. Sin embargo, el plato fuerte del Carnaval llegará la semana siguiente.

Carnaval.
El carnaval de Munera es, junto con los de La Roda, Villarrobledo y Tarazona de la Mancha, uno de los más antiguos de la región. Se celebra desde tiempos inmemoriables habiendo manifestaciones escritas de celebraciones en el siglo XVI. A principios del siglo XX, el carnaval en Munera alcanzó un auge espectacular y, aunque se perdió hace unos años, se ha vuelto a recuperar alcanzando cada año más auge y recibiendo gran afluencia de visitantes. Los acontecimientos más destacados del carnaval de Munera son los tradicionales bailes de máscaras, el entierro de la sardina y el desfile de comparsas, que tiene lugar el sábado de piñata.

Semana Santa.
Aunque la celebracion de esta fiesta se viene haciendo desde siempre, la incorporacion de cofradías en la celebración de la Semana Santa de Munera se produjo hace escasamente poco más de medio siglo, ya que la cofradia más antigua del municipio se consolidó en 1968. En Munera hay cuatro cofradias (ordenadas por su antigüedad):la de Jesús Nazareno, la de Nuestra Señora de los Dolores, la de San Juan Evangelista y la del Cristo de Medinacelli. A pesar de todo, es una fiesta muy arraigada y se está convirtiendo en una de las más destacadas del ciclo festivo anual.




Ayuntamiento de Munera
Plaza de la Constitución, 1
02612 Munera (Albacete)
Telf.: 967 37 20 01
Fax: 967 37 23 44
Email: ayuntamiento@munera.es



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