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Castellers de Valls Tres de Deu
Acto Semana Santa en Valls
Valls es un municipio y ciudad catalana, en la provincia de Tarragona, capital de la comarca del Alt Camp. Con una población de 23.948 habitantes (INE 2007) representa más de la mitad de la población de la comarca. Se encuentra en el área conocida como Camp de Tarragona junto al río Francolí, muy cerca de Reus (Baix Camp) y de Tarragona (Tarragonés), capital de la provincia homónima.
En gran parte en la izquierda del Francolí, en el límite con la Conca de Barberà. El Francolí, al cual van a parar todas las aguas del municipio, lo rodea por el oeste y lo atraviesa por un extremo. El extremo noroccidental del termino es accidentado por la sierra de Miramar, pero la mayor parte se extiende por el llano. La sierra (constituida por los restos de un anticlinal) es formada por materiales triásicos en la cima y carboníferos en la ladera de la montaña. En el llano predominan los conglomerados del micénico. Los materiales del oeste del Francolí son del cuaternario. En los terrenos micénicos, la erosión ha excavado barrancos; como los torrentes de la Xamora y del Catllar, los cuales, habiendo llegado a las capas acuíferas que salen del subsuelo y convertidos en rieras, rodean la ciudad de Valls antes de confluir.
Es de mucho interés la iglesia gótica de San Juan, que se remonta al siglo XVI y la Capilla del Roser, con un mosaico de azulejos sobre la batalla de Lepanto del siglo XVII.
Esta ciudad es cuna de un típico manjar catalán de temporada llamado calçot, unas cebollas dulces y largas con las cuales se celebra la calçotada, así como de las tradicionales Vella i Joves Xiquets de Valls, las dos collas castelleras, actividad originaria de la región.
Historia de Valls
La historia de la comarca del Alt Camp se remonta a la prehistoria y esta plegada de vicisitudes.
La población prehistórica en el Alt Camp se remonta al paleolítico, se trataba de nómadas que vivían en grutas (Cueva del Pont de Goi y la gruta de Picamoixons, ambos en el termino de Valls). El neolítico, se caracteriza por la introducción lenta de la agricultura y de la ganadería (cueva del Garrofet, en Querol). En la edad del bronce ya hay unos asentamientos considerables en la comarca (cuevas sepulcrales del Cau d'en Serra, en Picamoixons; cuevas del Bosquet, dels Moros, de la Moneda y Avenc de les Abelles, todos en Mont-ral; cueva del Mas del Gat, en Figuerola).
Se han encontrado restos ibéricos en la Cueva del Garrofet (Querol) y en asentamientos rurales, como el Degollat y la Lloera (Alcover), la Punta Coroneta (Mont-ral), los Garràfols (Vallmoll) y los más importantes son los del Vilar (Valls), ocupado desde el siglo IV hasta principios del s. II aC; y los hornos ibéricos de Fontscaldes (Valls) y de la Finca d'en Gori (Vila-rodona).
Los romanos cambiaron las costumbres de los pueblos ibéricos y de los antiguos pueblos elevados se pasó a vivir en villas en la llanura, sólo en el actual termino de Vila-rodona hay 25 de censadas y hay constancia en otros lugares. Aún se conservan restos de algunas de estas villas y se ha encontrado material en diversos sitios. El edificio más significativo es el monumento funerario del Columbario de Vila-rodona del siglo II dC.
LA EDAD MEDIA
De la ocupación árabe de la comarca se sabe muy poco. Sabemos que a finales del siglo X los condes de Barcelona controlaban parte de la comarca, durante este tiempo y principios del siglo XI hay documentación de cesiones de tierras a los nobles y posteriores colonizaciones. Pero no es hasta la expulsión de los musulmanes de las Montañas de Prades y de Siurana que el trabajo de repoblación fue en aumento.
Referente a la asistencia sanitaria, el 1259 se edificó el primer hospital documentado en Valls y hasta el siglo XV hay constancia de tres más.
Con la repoblación aparecieron todos los pueblos del Alt Camp, y Valls destacaba como la ciudad con más empuje del territorio, por este motivo el rey Pere el Catòlic concedió, el 1210, el mercado semanal de los miércoles, que aún perdura. El 1309 pernoctó en el castillo de Valls el rey Jaume II. Durante el siglo XIII y XIV hay constancia documental de fortificaciones en forma de murallas en Vallmoll, el Milà (1246) y Alcover (1313).
LA EDAD MODERNA
Entre el 1570 y el 1583 se construyó la iglesia parroquial de Sant Joan de Valls y el 1566 se puso la primera piedra del Hospital de Sant Roc. Entre la segunda mitad del s. XVI y la primera del s. XVII la comarca acogió grandes cantidades de inmigrantes franceses.
Durante los siglos XVII y XVIII todos los pueblos de la comarca a menudo tuvieron que alojar tropas de paso, sobretodo durante la guerra contra Francia, los cuales provocaron una penuria económica difícil de sostener. También es bastante significativa de esta época, la plaga de la langosta (1686-88), que atacó duramente la comarca.
EL SIGLO XIX
La guerra del Francés significó un nuevo estrago para los pueblos del Alt Camp. El 25 de febrero de 1809 se libró la batalla más sangrienta, la del Pont de Goi, en Valls. El año 1812 fue considerado "el año del hambre" porque hubo un aumento considerable de muertos. Debido a ello nacieron capitostes liberales o absolutistas, como Joan Rafi Sastres de Vilabella, absolutista colgado de la horca el 1827. Al final de julio de 1822, 30 personas murieron en un combate en Vila-rodona. El 8 de octubre de 1833 se creó en Valls un cuerpo de voluntarios para luchar contra los carlistas. Los problemas obreros ya se vivían en Valls el año 1864. Durante la revolución de Septiembre de 1868 se constituyeron juntas revolucionarias. Hubo movilizaciones y fortificaciones de rigor durante la tercera carlinada, el encuentro más fuerte tuvo lugar en Vilabella el 18 de mayo de 1874, donde los carlistas derrotaron a los liberales. Las desamortizaciones de 1835-45, 1855-56 y 1859-86 fue un fenómeno destacable en la comarca, ya que fueron subastadas muchas propiedades, la mayoría de compradores eran de la comarca y principalmente de Valls.
Un fenómeno importante es el nacimiento del cooperativismo en la comarca. En Valls se fundó el 1888 la Societat de Treballadors del Camp; la cooperativa de Vila-rodona se fundó el 1895 y la de Vallmoll el 1896.
EL SIGLO XX
A partir del año 1906 proliferaron los sindicatos agrícolas en todos los pueblos de la comarca, que en algunos llegaron a tener dos, el de los ricos y el de los pobres, con la correspondiente lucha ideológica que ello representaba. En las elecciones legislativas del noviembre de 1933, en el Alt Camp ganó ERC (50,7%), y en las del febrero del 1936 ganó el Front d'Esquerres (59,7%). Los hechos de octubre significó la prisión para bastantes republicanos. El golpe de estado del 1936 implicó el ascenso de la CNT en Valls. En la mayoría de pueblos hubo colectivizaciones agrarias.
En la posguerra tuvo lugar una serie de ejecuciones de hombres de segunda fila y de vejaciones a republicanos. El municipio más castigado por la represión y los fusilamientos fue el del Pla de Santa Maria. El 1944 apareció en Valls "Juventud, Semanario Nacional Sindicalista", el cual atacó despiadadamente a los perdedores de la guerra, a pesar de los diferentes cambios de cabecera y a la catalanización que tuvo, continuó atacando ferozmente cualquier intento democrático; a mediados de los años 80, cambió el nombre por "La Crònica de l'Alt Camp" y comenzó a democratizarse.
Las primeras elecciones municipales democráticas han sido ganadas por los socialistas en Valls, mientras que en la mayoría de los pueblos de la comarca la victoria ha sido para la coalición de CiU o para los independientes, lo que ha ocasionado que el Consell Comarcal del Alt Camp siempre ha estado presidido por un convergente.
Economia de valls
En las tierras de secano han sido cultivados tradicionalmente viña, olivos y cereales. Hay noticia de avellanos, almendros y algarrobos desde el 1460. Ahora, después de unos cuantos años de un gran predominio vitícola, los avellanos han recuperado el lugar que habían ocupado antes de la guerra civil de 1936-39, y los almendros se han extendido mucho, de manera que las 925 ha que hay de viña son seguidas de cerca por las 862 ha de avellanos y las 835 ha de almendros. Los olivos ocupan 406 ha, mientras que los algarrobos (140 ha) están en retroceso, después de las heladas del 1956. Son de regadío todas las tierras del oeste del Francolí, las que circundan los torrentes y aquellas donde hay alguna mina o pozo. En los torrentes se suceden las esclusas, que desvían el agua naciente de su cauce hacía acequias. Unas y otras provienen de la edad media (algunos están registradas ya los siglos XIII y XIV). Hasta el principio del siglo XX en el regadío tuvo importancia el cáñamo. Fue sustituido por el avellano, que predominó hasta la gran crisis de la posguerra y que, ya recuperado, ahora ocupa 775 ha. Hoy quedan pocos labradores, sobre todo jóvenes, ya que la mayoría se han pasado a la industria. Esta ausencia ha sido paliada con una intensa mecanización del campo y una doble dedicación por parte de los nuevos trabajadores industriales, que, fuera de horas, cultivan la tierra. Hay una cooperativa agrícola. La propiedad esta muy repartida. Es importante la avicultura (300.000 cabezas en 22 granjas) y de cerdos (2.500 de engorde y 1.000 de reproductores, en 21 granjas). La industria vallense tiene los antecedentes en una importante actividad menestral medieval. Hay noticia de tejidos hechos en Valls desde el siglo XIII, y de blanquearías y tintorerías desde el XIV. En el siglo XIX perduraban todas las industrias mencionadas, y adquirieron importancia las del cáñamo (cuerdas y alpargatas) y del calzado. De agrícolas, había las de aguardiente, aceite y harina. Pero durante aquella centuria la industria se estacionó, y era en decadencia en la primera mitad del siglos XX.
En gran parte en la izquierda del Francolí, en el límite con la Conca de Barberà. El Francolí, al cual van a parar todas las aguas del municipio, lo rodea por el oeste y lo atraviesa por un extremo. El extremo noroccidental del termino es accidentado por la sierra de Miramar, pero la mayor parte se extiende por el llano. La sierra (constituida por los restos de un anticlinal) es formada por materiales triásicos en la cima y carboníferos en la ladera de la montaña. En el llano predominan los conglomerados del micénico. Los materiales del oeste del Francolí son del cuaternario. En los terrenos micénicos, la erosión ha excavado barrancos; como los torrentes de la Xamora y del Catllar, los cuales, habiendo llegado a las capas acuíferas que salen del subsuelo y convertidos en rieras, rodean la ciudad de Valls antes de confluir.
Es de mucho interés la iglesia gótica de San Juan, que se remonta al siglo XVI y la Capilla del Roser, con un mosaico de azulejos sobre la batalla de Lepanto del siglo XVII.
Esta ciudad es cuna de un típico manjar catalán de temporada llamado calçot, unas cebollas dulces y largas con las cuales se celebra la calçotada, así como de las tradicionales Vella i Joves Xiquets de Valls, las dos collas castelleras, actividad originaria de la región.
Historia de Valls
La historia de la comarca del Alt Camp se remonta a la prehistoria y esta plegada de vicisitudes.
La población prehistórica en el Alt Camp se remonta al paleolítico, se trataba de nómadas que vivían en grutas (Cueva del Pont de Goi y la gruta de Picamoixons, ambos en el termino de Valls). El neolítico, se caracteriza por la introducción lenta de la agricultura y de la ganadería (cueva del Garrofet, en Querol). En la edad del bronce ya hay unos asentamientos considerables en la comarca (cuevas sepulcrales del Cau d'en Serra, en Picamoixons; cuevas del Bosquet, dels Moros, de la Moneda y Avenc de les Abelles, todos en Mont-ral; cueva del Mas del Gat, en Figuerola).
Se han encontrado restos ibéricos en la Cueva del Garrofet (Querol) y en asentamientos rurales, como el Degollat y la Lloera (Alcover), la Punta Coroneta (Mont-ral), los Garràfols (Vallmoll) y los más importantes son los del Vilar (Valls), ocupado desde el siglo IV hasta principios del s. II aC; y los hornos ibéricos de Fontscaldes (Valls) y de la Finca d'en Gori (Vila-rodona).
Los romanos cambiaron las costumbres de los pueblos ibéricos y de los antiguos pueblos elevados se pasó a vivir en villas en la llanura, sólo en el actual termino de Vila-rodona hay 25 de censadas y hay constancia en otros lugares. Aún se conservan restos de algunas de estas villas y se ha encontrado material en diversos sitios. El edificio más significativo es el monumento funerario del Columbario de Vila-rodona del siglo II dC.
LA EDAD MEDIA
De la ocupación árabe de la comarca se sabe muy poco. Sabemos que a finales del siglo X los condes de Barcelona controlaban parte de la comarca, durante este tiempo y principios del siglo XI hay documentación de cesiones de tierras a los nobles y posteriores colonizaciones. Pero no es hasta la expulsión de los musulmanes de las Montañas de Prades y de Siurana que el trabajo de repoblación fue en aumento.
Referente a la asistencia sanitaria, el 1259 se edificó el primer hospital documentado en Valls y hasta el siglo XV hay constancia de tres más.
Con la repoblación aparecieron todos los pueblos del Alt Camp, y Valls destacaba como la ciudad con más empuje del territorio, por este motivo el rey Pere el Catòlic concedió, el 1210, el mercado semanal de los miércoles, que aún perdura. El 1309 pernoctó en el castillo de Valls el rey Jaume II. Durante el siglo XIII y XIV hay constancia documental de fortificaciones en forma de murallas en Vallmoll, el Milà (1246) y Alcover (1313).
LA EDAD MODERNA
Entre el 1570 y el 1583 se construyó la iglesia parroquial de Sant Joan de Valls y el 1566 se puso la primera piedra del Hospital de Sant Roc. Entre la segunda mitad del s. XVI y la primera del s. XVII la comarca acogió grandes cantidades de inmigrantes franceses.
Durante los siglos XVII y XVIII todos los pueblos de la comarca a menudo tuvieron que alojar tropas de paso, sobretodo durante la guerra contra Francia, los cuales provocaron una penuria económica difícil de sostener. También es bastante significativa de esta época, la plaga de la langosta (1686-88), que atacó duramente la comarca.
EL SIGLO XIX
La guerra del Francés significó un nuevo estrago para los pueblos del Alt Camp. El 25 de febrero de 1809 se libró la batalla más sangrienta, la del Pont de Goi, en Valls. El año 1812 fue considerado "el año del hambre" porque hubo un aumento considerable de muertos. Debido a ello nacieron capitostes liberales o absolutistas, como Joan Rafi Sastres de Vilabella, absolutista colgado de la horca el 1827. Al final de julio de 1822, 30 personas murieron en un combate en Vila-rodona. El 8 de octubre de 1833 se creó en Valls un cuerpo de voluntarios para luchar contra los carlistas. Los problemas obreros ya se vivían en Valls el año 1864. Durante la revolución de Septiembre de 1868 se constituyeron juntas revolucionarias. Hubo movilizaciones y fortificaciones de rigor durante la tercera carlinada, el encuentro más fuerte tuvo lugar en Vilabella el 18 de mayo de 1874, donde los carlistas derrotaron a los liberales. Las desamortizaciones de 1835-45, 1855-56 y 1859-86 fue un fenómeno destacable en la comarca, ya que fueron subastadas muchas propiedades, la mayoría de compradores eran de la comarca y principalmente de Valls.
Un fenómeno importante es el nacimiento del cooperativismo en la comarca. En Valls se fundó el 1888 la Societat de Treballadors del Camp; la cooperativa de Vila-rodona se fundó el 1895 y la de Vallmoll el 1896.
EL SIGLO XX
A partir del año 1906 proliferaron los sindicatos agrícolas en todos los pueblos de la comarca, que en algunos llegaron a tener dos, el de los ricos y el de los pobres, con la correspondiente lucha ideológica que ello representaba. En las elecciones legislativas del noviembre de 1933, en el Alt Camp ganó ERC (50,7%), y en las del febrero del 1936 ganó el Front d'Esquerres (59,7%). Los hechos de octubre significó la prisión para bastantes republicanos. El golpe de estado del 1936 implicó el ascenso de la CNT en Valls. En la mayoría de pueblos hubo colectivizaciones agrarias.
En la posguerra tuvo lugar una serie de ejecuciones de hombres de segunda fila y de vejaciones a republicanos. El municipio más castigado por la represión y los fusilamientos fue el del Pla de Santa Maria. El 1944 apareció en Valls "Juventud, Semanario Nacional Sindicalista", el cual atacó despiadadamente a los perdedores de la guerra, a pesar de los diferentes cambios de cabecera y a la catalanización que tuvo, continuó atacando ferozmente cualquier intento democrático; a mediados de los años 80, cambió el nombre por "La Crònica de l'Alt Camp" y comenzó a democratizarse.
Las primeras elecciones municipales democráticas han sido ganadas por los socialistas en Valls, mientras que en la mayoría de los pueblos de la comarca la victoria ha sido para la coalición de CiU o para los independientes, lo que ha ocasionado que el Consell Comarcal del Alt Camp siempre ha estado presidido por un convergente.
Economia de valls
En las tierras de secano han sido cultivados tradicionalmente viña, olivos y cereales. Hay noticia de avellanos, almendros y algarrobos desde el 1460. Ahora, después de unos cuantos años de un gran predominio vitícola, los avellanos han recuperado el lugar que habían ocupado antes de la guerra civil de 1936-39, y los almendros se han extendido mucho, de manera que las 925 ha que hay de viña son seguidas de cerca por las 862 ha de avellanos y las 835 ha de almendros. Los olivos ocupan 406 ha, mientras que los algarrobos (140 ha) están en retroceso, después de las heladas del 1956. Son de regadío todas las tierras del oeste del Francolí, las que circundan los torrentes y aquellas donde hay alguna mina o pozo. En los torrentes se suceden las esclusas, que desvían el agua naciente de su cauce hacía acequias. Unas y otras provienen de la edad media (algunos están registradas ya los siglos XIII y XIV). Hasta el principio del siglo XX en el regadío tuvo importancia el cáñamo. Fue sustituido por el avellano, que predominó hasta la gran crisis de la posguerra y que, ya recuperado, ahora ocupa 775 ha. Hoy quedan pocos labradores, sobre todo jóvenes, ya que la mayoría se han pasado a la industria. Esta ausencia ha sido paliada con una intensa mecanización del campo y una doble dedicación por parte de los nuevos trabajadores industriales, que, fuera de horas, cultivan la tierra. Hay una cooperativa agrícola. La propiedad esta muy repartida. Es importante la avicultura (300.000 cabezas en 22 granjas) y de cerdos (2.500 de engorde y 1.000 de reproductores, en 21 granjas). La industria vallense tiene los antecedentes en una importante actividad menestral medieval. Hay noticia de tejidos hechos en Valls desde el siglo XIII, y de blanquearías y tintorerías desde el XIV. En el siglo XIX perduraban todas las industrias mencionadas, y adquirieron importancia las del cáñamo (cuerdas y alpargatas) y del calzado. De agrícolas, había las de aguardiente, aceite y harina. Pero durante aquella centuria la industria se estacionó, y era en decadencia en la primera mitad del siglos XX.
Quedaron sólo algunas de tejidos y blanquearía. En cambio, se inició la metalúrgica, ahora la más importante de todas (da trabajo a unos 2.500 obreros); materiales para instalaciones eléctricas, objetos de acero inoxidable, electrodomésticos, puertas automáticas, maquinaria agrícola, etc. La empresa más importante tiene 1.100 trabajadores. También hay industria de la madera y de cerámica y fundiciones, y la química es incipiente. Es importante la industria de la construcción, y están de baja la alimentaria, de blanquearía y textil, aunque, de estas, aún quedan algunas de hilados, tejidos, género de punto y confección. En los últimos veinticinco años han cerrado muchas industrias pequeñas: de harina, pasta de sopa, alcohol, frutos secos, molinos de aceite, géneros de punto, blanquearías, etc. En compensación, han estado instaladas otras de más grandes, de manera que el balance es bien positivo. Desde el 1964 hay un polígono industrial, donde actualmente se han establecido 43 industrias medianas y pequeñas. En el termino se explotan mármol y piedra para la construcción.
Gastronomia de Valls
LA CALÇOTADA
El CALÇOT es una cebolla tierna, blanca y dulce, que cocida en fuego vivo es la base de la CALÇOTADA, convertida en un regalo para el paladar, capaz de satisfacer a los más exigentes gourmets. La CALÇOTADA de Valls es una especialidad única de la cocina rural típica catalana. Este manjar tan típico tiene su ambiente, su luz y su personalidad en la ciudad de Valls, donde nació y en donde se hizo famosa la frase; "Valls, ciudad de origen de la CALÇOTADA".
El menú tradicional es: "CALÇOTS a la brasa", acompañados de una salsa original llamada "salsa de Calçots", "carne tierna de ternera y longaniza de Valls, a la brasa y con alioli"; pan de payés, vino tinto de la tierra, naranjas, dulces o crema catalana, cava, café y licores. La época de comer la CALÇOTADA es entre noviembre y abril.
Fiestas de Valls
Es típico de Valls els Tres Tombs (lit. las Tres Vueltas) que se celebran en enero, para la fiesta de San Antonio Abad, unas semanas antes de la Calçotada. La fiesta mayor se celebra para San Juan. Además, los primeros martes y miércoles de agosto se organiza la Firagost; fiesta mayor del campo catalán. Cada diez años se celebran las Decennals, en honor a la Madre de Dios de la Candela. y la diada "castellera" por ontonomasia,Santa Úrsula.
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