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Madalenak 2008 Errenteria
Madalenak 2008 toro de fuego
Rentería, (en euskera Errenteria u Orereta y oficialmente Errenteria), es un municipio situado en el cuadrante nororiental de Guipúzcoa, España a 7 km de San Sebastián, a 476 de Madrid y a 10 de la frontera con Francia. El término municipal tiene una superficie de 31 km², limita al norte con Lezo, al oeste con Hernani, Astigarraga y el barrio donostiarra de Alza, al sur y sureste con las localidades navarras de Arano y Goizueta respectivamente, al este con Oyarzun y al nor-noroeste con la Bahía de Pasajes. Pertenece a la comarca de Donostialdea.
Su población ronda los 45.000 habitantes y es la tercera localidad más poblada de Guipúzcoa, tras San Sebastián e Irún.
Historia de Errenteria
Carta de fundación de la Villa de Errenteria, dada por Alfonso XI a los vecinos del valle de Oyarzun, el 5 de abril de 1320, situándola en el lugar llamado Orereta.
"En el nombre de Dios, Padre e Fijo e Spíritu Santo que son tres perssonas e un Dios verdadero, que bive e reyna sienpre jamás, e de la Bien Aventurada Virgen Gloriosa Santa María, Su Madre, a quien Nos tenemos por Sennora e por Abogada en todos nuestros fechos e a onrra de toda la Corte Celestial . Por grant fabor que avemos de mejorar en el nuestro tienpo las nuestras Villas e los nuestros logares segund la manera que Nos fallamos primero. E por que los del nuestro sennorío non pueden aver franqueça nin libertad fuera ende quanta les viene de Nos quando ge le damos . E a las gracias dalas en Nuestro Sennor Dios a los reyes e a los príncipes e ellos an las de conpartir por los suyos segund que es mester . Por ende por grant voluntad que avemos de faser bien e merced a los de Oyarço porque ellos sean mejor poblados e sean más aguardados de mal e de danno, queremos que sepan por este nuestro previllegio todos los omes, assí los que agora son commo los que seran de aqui adelante como Nos don Alfonso, por la graçia de Dios Rey de Castiella, de Toledo, de Leon, de Gallisia, de Sevilla, de Cordova, de Murçia, de Jahen, del Algarbe e Sennor de Molina . Porque el conçeio de Oyarço Nos enbiaron desir que por quanto ellos eran poblados en frontera de Navarra e de Gascuenna e las sus casas de morada eran apartadas las unas de las otras e non eran poblados de so uno . E quando acaesçía que algunas gentes malas assí de Navarra e de Gascuenna commo de Guipusca, por y acaesçian que porque tan ayna non se podian acorrer los unos a los otros para se defender dellos, de los males e tuertos e robos que los fasian e recibian por ende muy grandes dannos e males asy en muertes e en llagas e en robos e en fuerças, commo en otras maneras . E que por quanto fuessen mas aguardados e deffendidos destos males e que acordaron si lo Yo por bien toviesse de faser poblaçion de Villa todos de so uno en una su tierra a que disen Orereta e que la çercarían lo meior que ellos podiessen porque fuessen anparados .
Edad Moderna
Escudo de la familia Alduncin que jugó un papel relevante en el municipio
durante la Baja Edad Media y parte de la Edad Moderna
Declive del puerto, asentamientos industriales y consolidación del caserío.
La actividad de las ferrerías tuvo un nuevo impulso durante esta época. En 1567 el Real Monasterio de Roncesvalles y en 1585 Goizueta concedieron licencia a Errenteria para ubicar en sus jurisdicciones las represas de la ferrería de Añarbe. En 1592 ya estaba en funcionamiento y llegó a producir 130 toneladas anuales de hierro, lo que suponía unos buenos ingresos al municipio. La aparición de los altos hornos en el siglo pasado provocó su cierre.
La ferrería municipal de Renteriola pasó en 1769 a manos privadas. Sus nuevos propietarios la transformaron en una fundición, la Fandería. Este complejo industrial causó admiración por la técnica de trabajo del hierro y cobre, hasta que en 1873 fue destruida en las guerras carlistas.
Las instalaciones hidráulicas de la Fandería fueron aprovechadas para instalación de un molino harinero que ha funcionado hasta hace 30 años.
Hubo otros molinos en el municipio, como el de Bengoerrota o el de Pekín, que funcionó en Pontika durante el siglo XVIII.
En sus litigios por el puerto de Pasaia, Errenteria había obtenido de Enrique III el privilegio de comercio con Navarra, privilegio que San Sebastián no podía permitir y que se encargó de desbaratar. Pero el municipio no se resignó a perder el comercio de la lana navarra y en 1540 proyectó la apertura de un camino de Goizueta a Errenteria atravesando el Añarbe. Intento fallido, ya que en 1542, San Sebastián, Hondarribia, Tolosa y Oiartzun logran que las Juntas Provinciales desestimen el proyecto. Con el control del puerto prácticamente perdido, la actividad comercial y marítima comenzó un lento declive.
En 1497 se construyó una lonja en los terrenos que hoy ocupa la Plaza de los Fueros. El edificio se destinó a almacén y punto de venta del género llegado al puerto, que se encontraba en ese lugar. Su explotación provocó nuevos conflictos con Oiartzun, que llegó a poseer su propia lonja en Pasaia, en terrenos de San Sebastián.
Un proyecto de construcción de tres ferrerías en el siglo XVI, necesitó la apertura de una investigación por parte del Corregidor de la Provincia. El objeto de su investigación era aclarar si las necesidades de madera de las ferrerías podían poner en peligro una actividad de interés para la Corona, la de los astilleros.
Errenteria contó con astilleros en Ugarritze, Pontika, Magdalena, Basanoaga o Molinao y Arrabal. En los siglos XVI y XVII los miembros de la familia Amasa fueron consideradados como los mejores constructores navales de su tiempo. Los astilleros de Errenteria dotaron de numerosos barcos a la Armada Real. Al más famoso de estos constructores, Juan de Amasa, llegaron a adeudarle 74.125 reales de plata que la Corona finalmente le abonó, aunque 15 años después de su muerte.
Se llegaron a construir galeones de 800 toneladas hasta la primera mitad del siglo XVII. A partir de entonces sólo pudieron construirse naves de menor tonelaje: la ría de Errenteria comenzaba a enfangarse y a desecarse. En 1658 los astilleros del Arrabal habían cesado su actividad por esta razón. Errenteria acusó a San Sebastián de ser responsable de esta situación, por su dejadez en el cuidado del puerto de Pasaia, lo que supuso la puntilla a las aspiraciones marítimas de la Villa.
Un siglo más tarde el mar, en marea baja, se introducía en el puerto de Pasaia poco más allá de San Pedro y San Juan. La concesión real de libertad de comercio por el puerto a Errenteria se produjo en 1805. La definitiva y anhelada facultad para comerciar libremente llegó cuando la situación del puerto impedía su puesta en práctica. El Libro de Mercantes del municipio tiene su última anotación en 1832 y en 1844 sólo quedaban en Errenteria dos embarcaciones.
Errenteria mantuvo a lo largo de esta época una gran riqueza forestal. Los antiguos terrenos comunales del municipio, que suponían gran parte de su superficie, estaban destinados principalmente a la producción maderera para la obtención de carbón vegetal y la construcción naval. En 1593 se solicitó madera para la construcción de nada menos que 29 galeones, solicitud que fue cumplida. Podemos hacernos una idea de la inmensa cantidad de madera solicitada por el siguiente ejemplo: en 1606 se pidió madera para la construcción de tres galeones. La madera requerida para esos tres galeones era de mil robles.
El mantenimiento de semejante patrimonio se realizó gracias a una minuciosa legislación dictada por la Corona desde la época medieval y, sobre todo, a la normativa provincial y municipal. Errenteria tenía dividido su patrimonio forestal en doce compartimentos, con objeto de regular la saca de madera. Hay que señalar que un robledal comienza a producir madera de calidad 100 años después de ser plantado.
En el resto del municipio el sistema agrícola del caserío se asienta definitivamente durante la Edad Moderna. En la primera mitad del siglo XVI, dada la sensación de seguridad y prosperidad que reinó, se asistió a la construcción de los caseríos de piedra y madera de dos plantas, la inferior destinado a sus habitantes y animales domésticos, y la superior a almacén de la cosecha, principalmente trigo, mijo y manzana. Además, era común contar con un lagar para la elaboración de sidra.
A fines de este siglo llegó al campo una planta americana, el maíz, que producía el triple de grano que el trigo. Muchos propietarios, a lo largo de los siglos XVII y XVIII, vieron posibilidades de beneficio en el nuevo producto y fundaron nuevos caseríos que ponían en alquiler. Los nuevos caseríos se encontraban sobre terrenos con mayor pendiente que habían estado ocupados por bosques y prados. La disminución de pastos introdujo otro cultivo, el nabo, para alimentar a vacas y bueyes.
El trigo que se producía estaba destinado íntegramente al pago de la renta que se hacía en fanegas de ese cereal. Los labradores tenían que contentarse con poder producir maíz para los talos y el pan de borona, que junto a la castaña, formaban sus alimentos básicos.
Tras unos siglos de elevada producción agrícola, las tierras comienzan a empobrecerse. Los cultivos se rotan con mayor asiduidad y se construyen hornos de cal. La cal producida se empleaba para "calentar la tierra" durante la siembra de trigo en el frío mes de noviembre, facilitando su germinación, y como abono. Pero su uso, generalmente abusivo, provoca un empobrecimiento mayor y "quema" algunas de las parcelas. En esta situación de empobrecimiento por pérdida de fertilidad del suelo, el caserío comienza a no contar con suficientes excedentes y a darse por satisfecho si logra la autosubsistencia.
Durante la Edad Moderna la expansión del caserío en Errenteria aumentó los terrenos destinados al cultivo, en detrimento de bosques y pastos. El paisaje se diversificó por la introducción de los nuevos cultivos. Por otro lado los robledales y hayedos sufrieron una fuerte explotación y se transformaron en sistemas de producción forestal. De bosques naturales de los que se extraía madera desordenadamente durante la Edad Media, se pasa al cultivo de los mismos, generalizándose los viveros, las entresacas, las repoblaciones tras la última corta, el cierre al ganado de los plantíos jóvenes, la separación de los destinados a carbón vegetal y a la construcción, etc.
Errenteria Contemporánea(I)
Hacia 1864, así veía el pintor Petit de Meurville el pequeño centro urbano de Errenteria
Los siglos XIX y XX: la industrialización y el medio actual.
El declive de la actividad marítima dirige los esfuerzos del municipio hacia una nueva actividad: la industria. El Tratado de Límites de 1846 entre España y Francia imposibilitaba el desarrollo industrial a determinada distancia de la frontera. Errenteria era el pueblo más cercano a la frontera que no estaba incluido en la zona de prohibición. Las ferrerías mantuvieron sus instalaciones, o se modernizaron -como en el caso de la Fandería- y nuevas industrias surgieron en el municipio.
En 1860 Errenteria contaba con varias fábricas dedicadas a los tejidos de lino. En 1818 existía una denominada Pekín y la Alameda contaba con otra en 1855. Hoy sólo quedan los vestigios de la Fábrica "Tejidos de lino", inaugurada en 1845 y dedicada a la producción de ropa de cama. De nombre similar, la "Fabril Lanera" se inauguró en 1890, sobre el antiguo molino Pekín y cerró sus puertas en 1976. La lana en bruto sufría todo el proceso de manufactura hasta la obtención de su producto estrella, el "Chaleco de Bayona".
La Real Compañía Asturiana de Minas, fundada en 1853 e instalada sobre los terrenos del antiguo convento de capuchinos destruido en la I Guerra carlista, estaba destinada a la fundición de plomo y plata de las minas de Arditurri en la Peña de Aia. Más adelante comienza a trabajar con el zinc y construye un pabellón de laminación. En 1866 se crea "La Ibérica" o fábrica de galletas Olibet. En 1889 se constituye la Papelera Vasco-Belga, empresa que continúa trabajando en la actualidad -con el nombre de PAPRESA- tras entrar en 1902, junto a otras 11 papeleras, a formar parte de Papelera Española. Su edificio de hormigón, construido en 1912 causó admiración en la época.
En nuestro siglo inician su actividad otras industrias. En 1901 lo hace la fábrica de Manufacturas de Yute, dedicada al trenzado del yute y a la fabricación de alpargatas. De ella quedaba hasta hace poco un edificio junto a Niessen. Dedicada al material electrotécnico y a objetos de baquelita, Niessen se creó en 1929 y llegó a tener algunos cientos de trabajadores. Otra empresa de interés fue la Fábrica de Harinas Vda. de Londaiz, que data de 1903. Para la molienda de trigo y maíz contaba con dos muelas continuas movidas por agua.
La mayoría de estas industrias se instalaron en terrenos próximos al antiguo casco de Errenteria. El crecimiento urbano del municipio, sobre todo a partir de la mitad de este siglo, provocó que gran cantidad de empresas quedasen incluidas en la actual trama urbana.
Este desarrollo urbano se inicia a mediados del siglo pasado. En 1848 se desecan las zonas de marisma y playa situadas en la margen derecha del río Oiartzun, entre Capuchinos y Lezo, destinándose inicialmente a cultivos. Entre 1868 y 1887 se "sanea" la marisma de Zubitxo, situada entre la actual calle Viteri y el río Oiartzun. El canal que quedaba como testigo del pasado portuario de Errenteria desaparece. Esto posibilitó la apertura de la carretera a Lezo. La posterior venta de estos terrenos marca la creación del actual barrio de Iztieta, al que le siguen Alaberga, Galtzaraborda, Beraun, etc.
Las infraestructuras sufren paralelamente un fuerte desarrollo en esta época. En 1828 ya se había construido la carretera a Ventas de Astigarraga, enlazando con el Camino Real entre Oiartzun y Astigarraga. La nueva carretera general, actual N-1, entre Andoain y Ventas de Irún, atravesó el casco medieval creando la Karretera Kale, hoy calle Viteri. La carretera actual es una variante realizada en 1915. En 1858 se inician las obras de construcción del Ferrocarril Madrid-Irún y el "Topo" se inaugura en 1912.
El desarrollo industrial comienza a causar problemas medioambientales desde sus inicios. Así, en 1893 la Junta de Sanidad y el Ayuntamiento aperciben a la Papelera Vasco-Belga, a Fabril Lanera y a la destilería "La Margarita" que "no inficionen las aguas del río Oyarzun con sustancias nocivas procedentes de sus industrias". Posteriormente el Ayuntamiento denuncia en 1904 a la fábrica de alcoholes "por los residuos insanos que se vierten al río".
Fuera del núcleo urbano en expansión, el medio rural se ve marcado principalmente por los procesos de desamortización. Las guerras de la Convención (1794), Independencia (1808-13) y la I Carlista (1833-39) endeudan fuertemente las arcas de los municipios. La búsqueda de financiación obliga a muchos de ellos a la venta a particulares de los bienes comunales. Estos, que eran principalmente montes arbolados, son transformados en nuevas explotaciones agrarias, en caseríos. Las leyes desamortizadoras del siglo pasado potenciaron esta actividad. Errenteria se desprende de bienes comunales entre 1810 y 1915, pero exceptúa el "Monte Añarbe" al declararse como Monte de Utilidad Pública. Esa excepción ha permitido que, mientras gran parte de los municipios costeros perdían su arbolado, Errenteria cuente hoy con la mayor superficie de hayedo-robledal de la provincia.
El municipio, por tanto, se desprendió de gran parte de sus bienes comunales. Algunos por razones de fuerza mayor, como los fuertes de San Marcos y Txoritokieta, construidos en 1888 y 1892 respectivamente, y recientemente recuperados. La superficie afectada por la desamortización fue importante, como sugiere el siguiente dato: Errenteria cuenta con una centena de Caseríos, y 40 de ellos se fundaron entre finales del siglo XVIII y 1840 como producto de la desamortización.
La nueva colonización del caserío logró en principio buenos resultados, a los que se unieron la introducción de nuevos cultivos como la alubia y la patata. Pero la situación entró nuevamente en declive, y algunos cultivos como el centeno y la avena se abandonaron definitivamente. A fines del siglo XIX el caserío se transforma en un sistema de producción autárquico: se intenta producir todo lo que se necesita. Y se alcanza un punto álgido en la transformación del medio: el sistema del caserío transforma el paisaje produciendo un paisaje de campiña.
Errenteria Contemporánea (II)
Trabajadoras en la fábrica de galletas Olibet a comienzos de siglo
Los siglos XIX y XX: la industrialización y el medio actual
En la campiña encontramos huertas para la producción de hortalizas y verduras, cultivos como el trigo, que se abandona a inicios de este siglo, praderas para alimentación del ganado, manzanales para la producción de sidra, helechales para cama del ganado y posterior producción de abono, bosquetes para extraer leña, etc. De todos estos espacios destinados a distintos productos dependen el hombre y sus animales domésticos, de los que obtiene fuerza de trabajo y alimentos. La venta de alguno de los productos permitía completar los ingresos.
Errenteria conserva muy pocos caseríos con elementos arquitectónicos anteriores al siglo XIX. En 1873, durante la II guerra carlista, se produjo la quema de 41 caseríos. Dos siglos antes, en 1638, las tropas francesas habían arrasado el municipio, dejando sólo 11 casas en pie. Recordemos que la situación fue tan desastrosa que se pensó edificar una nueva Errenteria en Basanoaga, junto a Molinao.
La situación medioambiental de Errenteria a fines del siglo pasado era bastante similar a la actual. El paisaje se encontraba ya definido por la acción de tres principales componentes; una población industrial en expansión, el caserío y su paisaje de campiña, y el mantenimiento de una importante riqueza forestal.
La fauna no deseada por el ser humano había sido prácticamente eliminada. Podemos señalar cómo en 1814 Oiartzun invitó a los municipios vecinos "para que se dedique un día a la semana a la caza del lobo", fecha a partir de la cual no se vuelve a tener noticias de este animal. Es también en esta época cuando surge la figura del alimañero. Así, Errenteria y Altza contrataron en 1891 a uno de ellos, procedente de Zaldibia, para que cazara alimañas en San Marcos, dando muerte a varios zorros, concretamente 5 machos y 7 hembras, que acabaron sus días envenenados con estricnina.
A la desamortización se unió otro suceso de enorme significación en la situación forestal del siglo actual. Las enfermedades de la tinta del castaño y del chancro y oidio del roble, afectaron en el cambio de siglo contundentemente a los bosques. Hacia 1900, la desamortización y las enfermedades habían reducido a la mínima expresión los antaño ricos bosques de Bizkaia y Gipuzkoa. Se impulsó la idea de que era necesario volver a forestar, y se produjo la expansión del Pino insignis.
Esta especie fue traída a mediados del siglo pasado a Lekeitio por Adan de Yarza. Su rentabilidad económica, frente al roble y haya, era muy superior. Mientras estas especies necesitan más de 100 años para poder ser taladas, el pino radiata o insignis sólo necesita entre 15 y 30 años. El fuerte sector papelero, su principal impulsor, necesitaba una materia prima de fibra larga y barata .
El resultado final es su fuerte implantación en el paisaje actual del País Vasco cantábrico y de Errenteria en particular. Paisaje que nos resultaría desconocido sin la presencia de las manchas verde-oscuras del pino insignis. En los terrenos comunales de Errenteria, el pino insignis y otras especies exóticas han sido plantadas sustituyendo en parte a antiguos robledales y hayedos. Actualmente algunas parcelas de pino, tras su tala, están volviendo a plantarse con sus ocupantes originales.
Otro suceso configurador del medio actual de Errenteria ha sido su desarrollo urbano. Con el desarrollo industrial las zonas urbanas alcanzan una gran importancia, ya que juegan el papel de zonas dominantes sobre el resto del territorio. El gran consumo de materias primas y alimentos que precisan, hace que las ciudades influyan en las zonas rurales reclamando un aumento en la producción de éstos. Las zonas rurales responden transformando sus antiguos sistemas de producción, de los que comienzan a ser propietarios, con el fin de mejorar sus rendimientos.
En Errenteria los caseríos, que antes procuraban obtener el mayor número de productos, comienzan a buscar una orientación más simple y más especializada a su producción. Se producen menos cosas pero en mayor cantidad. Para ese aumento de producción es necesario recurrir a todo tipo de ayudas externas al propio caserío. Antes un caserío se bastaba con la energía del sol, la leña, la tracción animal y mucho trabajo. Hoy necesita gasoil, electricidad, motoazadas, motosierras, transporte para vender su producción y abonos químicos, herbicidas y pesticidas para aumentarla todo lo posible. De este modo el paisaje varía; aparecen los pinares con sus pistas, sus matarrasas y sus incendios, aumentan los pastizales, los helechales ya no tienen tanto interés con los nuevos establos y los abonos químicos, los setos y bosquetes, únicos refugios de fauna silvestre, desaparecen para ampliar las fincas, etc.
De este modo ha quedado configurado el medio humanizado con que cuenta hoy Errenteria. La especie humana ha ido modificando aquel medio natural que encontró tras la glaciación con objeto de mejorar su calidad de vida. Mejora con sus más y sus menos, ya que se ha basado en objetivos a corto plazo meramente monetarios y materiales, originando numerosos problemas ambientales que todos conocemos. Bajo esos criterios se ha ido generando un paisaje humanizado muy variado. En Errenteria encontramos la práctica totalidad de medios que puedan darse en el País Vasco Atlántico: desde la gran humanización del casco urbano hasta los bosques seminaturales de Añarbe, pasando por un medio tradicional de campiña, todos ellos con elementos naturales y culturales de gran interés. Esta diversidad viene originada por los variados productos que el hombre le ha ido exigiendo al medio durante siglos; habitación, caza, suelo para cultivar, materias primas, etc. Hoy en día le exige un nuevo producto: su disfrute como un importante componente en nuestra calidad de vida y en la de las futuras generaciones a las que no podemos sustraer los valores naturales y culturales que se han conservado, y que debemos seguir conservando y mejorando. Pero para ello lo primero que debemos hacer es conocerlos.
Lugares de Interes de Errenteria
Casco Histórico
Embalse del Añarbe
En este precioso enclave, situado en la frontera con Navarra, se encuentra la Isla de Ozizpe perteneciente al Término Municipal de Rentería.
Cuevas de Aitzbitarte o Landarbaso
Zona de Aldura
Arquitectura
Casa Torre Torrekua
Casa Torre Morrontxo
Fuerte de San Marcos
Fuerte de Txoritokieta
Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción
Mikelazulo
Basílica de Santa María Magdalena
Casa Consistorial
Kapitain Etxea
Fiestas de Errenteria
Celebra sus fiestas en honor a Santa María Magdalena (22 de Julio). Estas comienzan el 21 de Julio a las 7 de la tarde, momento en el que se lanza el "txupinazo" desde el Balcón de la Casa Consistorial, y duran hasta el 25 de Julio a las 12 de noche, momento en que se vuelve a oír por última vez "El Centenario". A lo largo de estos días los visitantes pueden ir a las Barracas situadas en el Barrio de Fanderia o a la plaza de Toros situada en el Barrio de Agustinas, se ponen puestos ambulantes en la Avenida de Navarra y suele haber música en la Alameda.
Su población ronda los 45.000 habitantes y es la tercera localidad más poblada de Guipúzcoa, tras San Sebastián e Irún.
Historia de Errenteria
Carta de fundación de la Villa de Errenteria, dada por Alfonso XI a los vecinos del valle de Oyarzun, el 5 de abril de 1320, situándola en el lugar llamado Orereta.
"En el nombre de Dios, Padre e Fijo e Spíritu Santo que son tres perssonas e un Dios verdadero, que bive e reyna sienpre jamás, e de la Bien Aventurada Virgen Gloriosa Santa María, Su Madre, a quien Nos tenemos por Sennora e por Abogada en todos nuestros fechos e a onrra de toda la Corte Celestial . Por grant fabor que avemos de mejorar en el nuestro tienpo las nuestras Villas e los nuestros logares segund la manera que Nos fallamos primero. E por que los del nuestro sennorío non pueden aver franqueça nin libertad fuera ende quanta les viene de Nos quando ge le damos . E a las gracias dalas en Nuestro Sennor Dios a los reyes e a los príncipes e ellos an las de conpartir por los suyos segund que es mester . Por ende por grant voluntad que avemos de faser bien e merced a los de Oyarço porque ellos sean mejor poblados e sean más aguardados de mal e de danno, queremos que sepan por este nuestro previllegio todos los omes, assí los que agora son commo los que seran de aqui adelante como Nos don Alfonso, por la graçia de Dios Rey de Castiella, de Toledo, de Leon, de Gallisia, de Sevilla, de Cordova, de Murçia, de Jahen, del Algarbe e Sennor de Molina . Porque el conçeio de Oyarço Nos enbiaron desir que por quanto ellos eran poblados en frontera de Navarra e de Gascuenna e las sus casas de morada eran apartadas las unas de las otras e non eran poblados de so uno . E quando acaesçía que algunas gentes malas assí de Navarra e de Gascuenna commo de Guipusca, por y acaesçian que porque tan ayna non se podian acorrer los unos a los otros para se defender dellos, de los males e tuertos e robos que los fasian e recibian por ende muy grandes dannos e males asy en muertes e en llagas e en robos e en fuerças, commo en otras maneras . E que por quanto fuessen mas aguardados e deffendidos destos males e que acordaron si lo Yo por bien toviesse de faser poblaçion de Villa todos de so uno en una su tierra a que disen Orereta e que la çercarían lo meior que ellos podiessen porque fuessen anparados .
Edad Moderna
Escudo de la familia Alduncin que jugó un papel relevante en el municipio
durante la Baja Edad Media y parte de la Edad Moderna
Declive del puerto, asentamientos industriales y consolidación del caserío.
La actividad de las ferrerías tuvo un nuevo impulso durante esta época. En 1567 el Real Monasterio de Roncesvalles y en 1585 Goizueta concedieron licencia a Errenteria para ubicar en sus jurisdicciones las represas de la ferrería de Añarbe. En 1592 ya estaba en funcionamiento y llegó a producir 130 toneladas anuales de hierro, lo que suponía unos buenos ingresos al municipio. La aparición de los altos hornos en el siglo pasado provocó su cierre.
La ferrería municipal de Renteriola pasó en 1769 a manos privadas. Sus nuevos propietarios la transformaron en una fundición, la Fandería. Este complejo industrial causó admiración por la técnica de trabajo del hierro y cobre, hasta que en 1873 fue destruida en las guerras carlistas.
Las instalaciones hidráulicas de la Fandería fueron aprovechadas para instalación de un molino harinero que ha funcionado hasta hace 30 años.
Hubo otros molinos en el municipio, como el de Bengoerrota o el de Pekín, que funcionó en Pontika durante el siglo XVIII.
En sus litigios por el puerto de Pasaia, Errenteria había obtenido de Enrique III el privilegio de comercio con Navarra, privilegio que San Sebastián no podía permitir y que se encargó de desbaratar. Pero el municipio no se resignó a perder el comercio de la lana navarra y en 1540 proyectó la apertura de un camino de Goizueta a Errenteria atravesando el Añarbe. Intento fallido, ya que en 1542, San Sebastián, Hondarribia, Tolosa y Oiartzun logran que las Juntas Provinciales desestimen el proyecto. Con el control del puerto prácticamente perdido, la actividad comercial y marítima comenzó un lento declive.
En 1497 se construyó una lonja en los terrenos que hoy ocupa la Plaza de los Fueros. El edificio se destinó a almacén y punto de venta del género llegado al puerto, que se encontraba en ese lugar. Su explotación provocó nuevos conflictos con Oiartzun, que llegó a poseer su propia lonja en Pasaia, en terrenos de San Sebastián.
Un proyecto de construcción de tres ferrerías en el siglo XVI, necesitó la apertura de una investigación por parte del Corregidor de la Provincia. El objeto de su investigación era aclarar si las necesidades de madera de las ferrerías podían poner en peligro una actividad de interés para la Corona, la de los astilleros.
Errenteria contó con astilleros en Ugarritze, Pontika, Magdalena, Basanoaga o Molinao y Arrabal. En los siglos XVI y XVII los miembros de la familia Amasa fueron consideradados como los mejores constructores navales de su tiempo. Los astilleros de Errenteria dotaron de numerosos barcos a la Armada Real. Al más famoso de estos constructores, Juan de Amasa, llegaron a adeudarle 74.125 reales de plata que la Corona finalmente le abonó, aunque 15 años después de su muerte.
Se llegaron a construir galeones de 800 toneladas hasta la primera mitad del siglo XVII. A partir de entonces sólo pudieron construirse naves de menor tonelaje: la ría de Errenteria comenzaba a enfangarse y a desecarse. En 1658 los astilleros del Arrabal habían cesado su actividad por esta razón. Errenteria acusó a San Sebastián de ser responsable de esta situación, por su dejadez en el cuidado del puerto de Pasaia, lo que supuso la puntilla a las aspiraciones marítimas de la Villa.
Un siglo más tarde el mar, en marea baja, se introducía en el puerto de Pasaia poco más allá de San Pedro y San Juan. La concesión real de libertad de comercio por el puerto a Errenteria se produjo en 1805. La definitiva y anhelada facultad para comerciar libremente llegó cuando la situación del puerto impedía su puesta en práctica. El Libro de Mercantes del municipio tiene su última anotación en 1832 y en 1844 sólo quedaban en Errenteria dos embarcaciones.
Errenteria mantuvo a lo largo de esta época una gran riqueza forestal. Los antiguos terrenos comunales del municipio, que suponían gran parte de su superficie, estaban destinados principalmente a la producción maderera para la obtención de carbón vegetal y la construcción naval. En 1593 se solicitó madera para la construcción de nada menos que 29 galeones, solicitud que fue cumplida. Podemos hacernos una idea de la inmensa cantidad de madera solicitada por el siguiente ejemplo: en 1606 se pidió madera para la construcción de tres galeones. La madera requerida para esos tres galeones era de mil robles.
El mantenimiento de semejante patrimonio se realizó gracias a una minuciosa legislación dictada por la Corona desde la época medieval y, sobre todo, a la normativa provincial y municipal. Errenteria tenía dividido su patrimonio forestal en doce compartimentos, con objeto de regular la saca de madera. Hay que señalar que un robledal comienza a producir madera de calidad 100 años después de ser plantado.
En el resto del municipio el sistema agrícola del caserío se asienta definitivamente durante la Edad Moderna. En la primera mitad del siglo XVI, dada la sensación de seguridad y prosperidad que reinó, se asistió a la construcción de los caseríos de piedra y madera de dos plantas, la inferior destinado a sus habitantes y animales domésticos, y la superior a almacén de la cosecha, principalmente trigo, mijo y manzana. Además, era común contar con un lagar para la elaboración de sidra.
A fines de este siglo llegó al campo una planta americana, el maíz, que producía el triple de grano que el trigo. Muchos propietarios, a lo largo de los siglos XVII y XVIII, vieron posibilidades de beneficio en el nuevo producto y fundaron nuevos caseríos que ponían en alquiler. Los nuevos caseríos se encontraban sobre terrenos con mayor pendiente que habían estado ocupados por bosques y prados. La disminución de pastos introdujo otro cultivo, el nabo, para alimentar a vacas y bueyes.
El trigo que se producía estaba destinado íntegramente al pago de la renta que se hacía en fanegas de ese cereal. Los labradores tenían que contentarse con poder producir maíz para los talos y el pan de borona, que junto a la castaña, formaban sus alimentos básicos.
Tras unos siglos de elevada producción agrícola, las tierras comienzan a empobrecerse. Los cultivos se rotan con mayor asiduidad y se construyen hornos de cal. La cal producida se empleaba para "calentar la tierra" durante la siembra de trigo en el frío mes de noviembre, facilitando su germinación, y como abono. Pero su uso, generalmente abusivo, provoca un empobrecimiento mayor y "quema" algunas de las parcelas. En esta situación de empobrecimiento por pérdida de fertilidad del suelo, el caserío comienza a no contar con suficientes excedentes y a darse por satisfecho si logra la autosubsistencia.
Durante la Edad Moderna la expansión del caserío en Errenteria aumentó los terrenos destinados al cultivo, en detrimento de bosques y pastos. El paisaje se diversificó por la introducción de los nuevos cultivos. Por otro lado los robledales y hayedos sufrieron una fuerte explotación y se transformaron en sistemas de producción forestal. De bosques naturales de los que se extraía madera desordenadamente durante la Edad Media, se pasa al cultivo de los mismos, generalizándose los viveros, las entresacas, las repoblaciones tras la última corta, el cierre al ganado de los plantíos jóvenes, la separación de los destinados a carbón vegetal y a la construcción, etc.
Errenteria Contemporánea(I)
Hacia 1864, así veía el pintor Petit de Meurville el pequeño centro urbano de Errenteria
Los siglos XIX y XX: la industrialización y el medio actual.
El declive de la actividad marítima dirige los esfuerzos del municipio hacia una nueva actividad: la industria. El Tratado de Límites de 1846 entre España y Francia imposibilitaba el desarrollo industrial a determinada distancia de la frontera. Errenteria era el pueblo más cercano a la frontera que no estaba incluido en la zona de prohibición. Las ferrerías mantuvieron sus instalaciones, o se modernizaron -como en el caso de la Fandería- y nuevas industrias surgieron en el municipio.
En 1860 Errenteria contaba con varias fábricas dedicadas a los tejidos de lino. En 1818 existía una denominada Pekín y la Alameda contaba con otra en 1855. Hoy sólo quedan los vestigios de la Fábrica "Tejidos de lino", inaugurada en 1845 y dedicada a la producción de ropa de cama. De nombre similar, la "Fabril Lanera" se inauguró en 1890, sobre el antiguo molino Pekín y cerró sus puertas en 1976. La lana en bruto sufría todo el proceso de manufactura hasta la obtención de su producto estrella, el "Chaleco de Bayona".
La Real Compañía Asturiana de Minas, fundada en 1853 e instalada sobre los terrenos del antiguo convento de capuchinos destruido en la I Guerra carlista, estaba destinada a la fundición de plomo y plata de las minas de Arditurri en la Peña de Aia. Más adelante comienza a trabajar con el zinc y construye un pabellón de laminación. En 1866 se crea "La Ibérica" o fábrica de galletas Olibet. En 1889 se constituye la Papelera Vasco-Belga, empresa que continúa trabajando en la actualidad -con el nombre de PAPRESA- tras entrar en 1902, junto a otras 11 papeleras, a formar parte de Papelera Española. Su edificio de hormigón, construido en 1912 causó admiración en la época.
En nuestro siglo inician su actividad otras industrias. En 1901 lo hace la fábrica de Manufacturas de Yute, dedicada al trenzado del yute y a la fabricación de alpargatas. De ella quedaba hasta hace poco un edificio junto a Niessen. Dedicada al material electrotécnico y a objetos de baquelita, Niessen se creó en 1929 y llegó a tener algunos cientos de trabajadores. Otra empresa de interés fue la Fábrica de Harinas Vda. de Londaiz, que data de 1903. Para la molienda de trigo y maíz contaba con dos muelas continuas movidas por agua.
La mayoría de estas industrias se instalaron en terrenos próximos al antiguo casco de Errenteria. El crecimiento urbano del municipio, sobre todo a partir de la mitad de este siglo, provocó que gran cantidad de empresas quedasen incluidas en la actual trama urbana.
Este desarrollo urbano se inicia a mediados del siglo pasado. En 1848 se desecan las zonas de marisma y playa situadas en la margen derecha del río Oiartzun, entre Capuchinos y Lezo, destinándose inicialmente a cultivos. Entre 1868 y 1887 se "sanea" la marisma de Zubitxo, situada entre la actual calle Viteri y el río Oiartzun. El canal que quedaba como testigo del pasado portuario de Errenteria desaparece. Esto posibilitó la apertura de la carretera a Lezo. La posterior venta de estos terrenos marca la creación del actual barrio de Iztieta, al que le siguen Alaberga, Galtzaraborda, Beraun, etc.
Las infraestructuras sufren paralelamente un fuerte desarrollo en esta época. En 1828 ya se había construido la carretera a Ventas de Astigarraga, enlazando con el Camino Real entre Oiartzun y Astigarraga. La nueva carretera general, actual N-1, entre Andoain y Ventas de Irún, atravesó el casco medieval creando la Karretera Kale, hoy calle Viteri. La carretera actual es una variante realizada en 1915. En 1858 se inician las obras de construcción del Ferrocarril Madrid-Irún y el "Topo" se inaugura en 1912.
El desarrollo industrial comienza a causar problemas medioambientales desde sus inicios. Así, en 1893 la Junta de Sanidad y el Ayuntamiento aperciben a la Papelera Vasco-Belga, a Fabril Lanera y a la destilería "La Margarita" que "no inficionen las aguas del río Oyarzun con sustancias nocivas procedentes de sus industrias". Posteriormente el Ayuntamiento denuncia en 1904 a la fábrica de alcoholes "por los residuos insanos que se vierten al río".
Fuera del núcleo urbano en expansión, el medio rural se ve marcado principalmente por los procesos de desamortización. Las guerras de la Convención (1794), Independencia (1808-13) y la I Carlista (1833-39) endeudan fuertemente las arcas de los municipios. La búsqueda de financiación obliga a muchos de ellos a la venta a particulares de los bienes comunales. Estos, que eran principalmente montes arbolados, son transformados en nuevas explotaciones agrarias, en caseríos. Las leyes desamortizadoras del siglo pasado potenciaron esta actividad. Errenteria se desprende de bienes comunales entre 1810 y 1915, pero exceptúa el "Monte Añarbe" al declararse como Monte de Utilidad Pública. Esa excepción ha permitido que, mientras gran parte de los municipios costeros perdían su arbolado, Errenteria cuente hoy con la mayor superficie de hayedo-robledal de la provincia.
El municipio, por tanto, se desprendió de gran parte de sus bienes comunales. Algunos por razones de fuerza mayor, como los fuertes de San Marcos y Txoritokieta, construidos en 1888 y 1892 respectivamente, y recientemente recuperados. La superficie afectada por la desamortización fue importante, como sugiere el siguiente dato: Errenteria cuenta con una centena de Caseríos, y 40 de ellos se fundaron entre finales del siglo XVIII y 1840 como producto de la desamortización.
La nueva colonización del caserío logró en principio buenos resultados, a los que se unieron la introducción de nuevos cultivos como la alubia y la patata. Pero la situación entró nuevamente en declive, y algunos cultivos como el centeno y la avena se abandonaron definitivamente. A fines del siglo XIX el caserío se transforma en un sistema de producción autárquico: se intenta producir todo lo que se necesita. Y se alcanza un punto álgido en la transformación del medio: el sistema del caserío transforma el paisaje produciendo un paisaje de campiña.
Errenteria Contemporánea (II)
Trabajadoras en la fábrica de galletas Olibet a comienzos de siglo
Los siglos XIX y XX: la industrialización y el medio actual
En la campiña encontramos huertas para la producción de hortalizas y verduras, cultivos como el trigo, que se abandona a inicios de este siglo, praderas para alimentación del ganado, manzanales para la producción de sidra, helechales para cama del ganado y posterior producción de abono, bosquetes para extraer leña, etc. De todos estos espacios destinados a distintos productos dependen el hombre y sus animales domésticos, de los que obtiene fuerza de trabajo y alimentos. La venta de alguno de los productos permitía completar los ingresos.
Errenteria conserva muy pocos caseríos con elementos arquitectónicos anteriores al siglo XIX. En 1873, durante la II guerra carlista, se produjo la quema de 41 caseríos. Dos siglos antes, en 1638, las tropas francesas habían arrasado el municipio, dejando sólo 11 casas en pie. Recordemos que la situación fue tan desastrosa que se pensó edificar una nueva Errenteria en Basanoaga, junto a Molinao.
La situación medioambiental de Errenteria a fines del siglo pasado era bastante similar a la actual. El paisaje se encontraba ya definido por la acción de tres principales componentes; una población industrial en expansión, el caserío y su paisaje de campiña, y el mantenimiento de una importante riqueza forestal.
La fauna no deseada por el ser humano había sido prácticamente eliminada. Podemos señalar cómo en 1814 Oiartzun invitó a los municipios vecinos "para que se dedique un día a la semana a la caza del lobo", fecha a partir de la cual no se vuelve a tener noticias de este animal. Es también en esta época cuando surge la figura del alimañero. Así, Errenteria y Altza contrataron en 1891 a uno de ellos, procedente de Zaldibia, para que cazara alimañas en San Marcos, dando muerte a varios zorros, concretamente 5 machos y 7 hembras, que acabaron sus días envenenados con estricnina.
A la desamortización se unió otro suceso de enorme significación en la situación forestal del siglo actual. Las enfermedades de la tinta del castaño y del chancro y oidio del roble, afectaron en el cambio de siglo contundentemente a los bosques. Hacia 1900, la desamortización y las enfermedades habían reducido a la mínima expresión los antaño ricos bosques de Bizkaia y Gipuzkoa. Se impulsó la idea de que era necesario volver a forestar, y se produjo la expansión del Pino insignis.
Esta especie fue traída a mediados del siglo pasado a Lekeitio por Adan de Yarza. Su rentabilidad económica, frente al roble y haya, era muy superior. Mientras estas especies necesitan más de 100 años para poder ser taladas, el pino radiata o insignis sólo necesita entre 15 y 30 años. El fuerte sector papelero, su principal impulsor, necesitaba una materia prima de fibra larga y barata .
El resultado final es su fuerte implantación en el paisaje actual del País Vasco cantábrico y de Errenteria en particular. Paisaje que nos resultaría desconocido sin la presencia de las manchas verde-oscuras del pino insignis. En los terrenos comunales de Errenteria, el pino insignis y otras especies exóticas han sido plantadas sustituyendo en parte a antiguos robledales y hayedos. Actualmente algunas parcelas de pino, tras su tala, están volviendo a plantarse con sus ocupantes originales.
Otro suceso configurador del medio actual de Errenteria ha sido su desarrollo urbano. Con el desarrollo industrial las zonas urbanas alcanzan una gran importancia, ya que juegan el papel de zonas dominantes sobre el resto del territorio. El gran consumo de materias primas y alimentos que precisan, hace que las ciudades influyan en las zonas rurales reclamando un aumento en la producción de éstos. Las zonas rurales responden transformando sus antiguos sistemas de producción, de los que comienzan a ser propietarios, con el fin de mejorar sus rendimientos.
En Errenteria los caseríos, que antes procuraban obtener el mayor número de productos, comienzan a buscar una orientación más simple y más especializada a su producción. Se producen menos cosas pero en mayor cantidad. Para ese aumento de producción es necesario recurrir a todo tipo de ayudas externas al propio caserío. Antes un caserío se bastaba con la energía del sol, la leña, la tracción animal y mucho trabajo. Hoy necesita gasoil, electricidad, motoazadas, motosierras, transporte para vender su producción y abonos químicos, herbicidas y pesticidas para aumentarla todo lo posible. De este modo el paisaje varía; aparecen los pinares con sus pistas, sus matarrasas y sus incendios, aumentan los pastizales, los helechales ya no tienen tanto interés con los nuevos establos y los abonos químicos, los setos y bosquetes, únicos refugios de fauna silvestre, desaparecen para ampliar las fincas, etc.
De este modo ha quedado configurado el medio humanizado con que cuenta hoy Errenteria. La especie humana ha ido modificando aquel medio natural que encontró tras la glaciación con objeto de mejorar su calidad de vida. Mejora con sus más y sus menos, ya que se ha basado en objetivos a corto plazo meramente monetarios y materiales, originando numerosos problemas ambientales que todos conocemos. Bajo esos criterios se ha ido generando un paisaje humanizado muy variado. En Errenteria encontramos la práctica totalidad de medios que puedan darse en el País Vasco Atlántico: desde la gran humanización del casco urbano hasta los bosques seminaturales de Añarbe, pasando por un medio tradicional de campiña, todos ellos con elementos naturales y culturales de gran interés. Esta diversidad viene originada por los variados productos que el hombre le ha ido exigiendo al medio durante siglos; habitación, caza, suelo para cultivar, materias primas, etc. Hoy en día le exige un nuevo producto: su disfrute como un importante componente en nuestra calidad de vida y en la de las futuras generaciones a las que no podemos sustraer los valores naturales y culturales que se han conservado, y que debemos seguir conservando y mejorando. Pero para ello lo primero que debemos hacer es conocerlos.
Lugares de Interes de Errenteria
Casco Histórico
Embalse del Añarbe
En este precioso enclave, situado en la frontera con Navarra, se encuentra la Isla de Ozizpe perteneciente al Término Municipal de Rentería.
Cuevas de Aitzbitarte o Landarbaso
Zona de Aldura
Arquitectura
Casa Torre Torrekua
Casa Torre Morrontxo
Fuerte de San Marcos
Fuerte de Txoritokieta
Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción
Mikelazulo
Basílica de Santa María Magdalena
Casa Consistorial
Kapitain Etxea
Fiestas de Errenteria
Celebra sus fiestas en honor a Santa María Magdalena (22 de Julio). Estas comienzan el 21 de Julio a las 7 de la tarde, momento en el que se lanza el "txupinazo" desde el Balcón de la Casa Consistorial, y duran hasta el 25 de Julio a las 12 de noche, momento en que se vuelve a oír por última vez "El Centenario". A lo largo de estos días los visitantes pueden ir a las Barracas situadas en el Barrio de Fanderia o a la plaza de Toros situada en el Barrio de Agustinas, se ponen puestos ambulantes en la Avenida de Navarra y suele haber música en la Alameda.
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