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Villafranca de los Caballeros


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Reserva Natural. Lagunas. Villafranca de los Caballeros


Semana Santa Villafranca Caballeros







Villafranca de los Caballeros es una localidad española de la provincia de Toledo en la comunidad de Castilla-La Mancha (Esapaña). Está situado a orillas del río Amarguillo, a 85 Km al sureste de la capital provincial, en la comarca de La Mancha. Es zona de olivares, vid, cereal, azafrán, frutales, caza, ganadería e industria alimentaria. En sus cercanías se encuentran las lagunas Grande, Chica y de la Sal. Entre sus monumentos destaca la iglesia de la Asunción y la ermita de El Cristo.

La ciudad se encuentra a 643 m de altitud y es atravesada por los ríos Amarguillo y Cigüela. Tiene una extensión total de 106 km² y una población de 5.327 habitantes (INE 2006).

Extensión: 106 Km² aprox.
Altitud: 643 m. sobre el nivel del mar.
Población: 5.262 habitantes o cheleros aprox. (censo 2001-2002)



Distancias:
84 Km a Toledo, 82 Km a Ciudad Real, 136 Km a Madrid, 14 Km a Alcázar de San Juan, 6 Km a Herencia, 8 Km a Camuñas, 22 a Villacañas, 17 Km a Madridejos, 12 Km a Quero, etc.




Historia de Villafranca de los Caballeros

Los primeros pobladores de Villafranca fueron los íberos y celtíberos, cuestión indiscutiblemente cierta después de haberse llevado a cabo varias excavaciones en el yacimiento del Palomar de Pintado, de los siglos VII y VI a. C. Este yacimiento es el único existente en el interior de la península. Bajo la dominación romana en la ribera del río Amarguillo, vivieron los que quizá puedan llamarse los primeros pobladores, y de hecho existe una villa romana cerca del poblado y la necrópolis ibérica.

Con la invasión de los árabes conviven moros y cristianos en el poblado y sus construcciones se extienden sobre la parte llamada Cruz de Lozano. Al ser conquistada Toledo a los árabes por Alfonso VI en 1085, se recupera Consuegra y Villafranca pasa a depender de ésta, que era sede de los Caballeros de la Orden de San Juan. Los naturales del pueblo tomaron parte, formando mesnada, en la batalla de las Navas de Tolosa (1212) por lo que Alfonso VII les concedió el título de muy leal.



Castilla-La Mancha ha sido poblada desde la prehistoria, como lo testimonian los restos del paleolítico hallados en Alpera y Minateda (Albacete), los del neolítico en Valdepino (Cuenca), y los del bronce, fechados hacia el 2500 a.C. Las primeras
noticias escritas aparecen de la mano de griegos y romanos en los siglos V y IV a.C. y nos dan noticia de los primeros pueblos (iberos en Albacete, celtíberos en Guadalajara).

De esta época datan la Bicha de Balazote y la Dama oferente del Cerro de los Santos, obras maestras de estos pueblos prerromanos.

A partir del año 192 a.C. se inició la ocupación de los romanos, que legaron la lengua, las construcciones (calzadas, acueductos, circos y teatros) y las nuevas ciudades (Segóbriga, Valeria y Toletum entre otras). A finales del siglo III d.C. la cristianización, procedente del norte de África, era ya un hecho. A partir del siglo V la nobleza visigoda y la Iglesia ostentaban un poder jerarquizado, y sobre esta organización se produjo la llegada de los musulmanes en el año 711; bajo su ocupación el territorio de la región alcanzó un indudable desarrollo económico y social.

En el año 1085, fecha capital de la historia medieval, Alfonso VI conquistó Toledo. La Reconquista puede darse por terminada en el siglo XIII, con la toma de Montiel (1233).

Durante la edad moderna, en especial durante el siglo XVII, Castilla quedó exhausta, tanto por la inflación debida a la importación de los metales de América como por la presión fiscal y el estancamiento demográfico.

Durante la edad contemporánea, la región castellano-manchega experimentó una débil industrialización, pero no pudo sustraerse a su condición fundamentalmente campesina. Durante la Guerra Civil (1936-1939) permaneció fiel a la República. A partir de la década de 1950, un importante excedente de población emigró a Madrid y a las grandes ciudades de la costa.

La actual comunidad autónoma, constituida sobre la base de la antigua región de Castilla la Nueva (a excepción de la provincia de Madrid y la incorporación de la de Albacete, antes unida a Murcia), se rige por un Estatuto de Autonomía desde 1982, fecha a partir de la cual se inició una tarea importante de rescate del patrimonio, de ordenación territorial y de potenciación de los sectores proclives a un mayor desarrollo.



Lugares de Interes de Villafranca de los Caballeros

El urbanismo de Villafranca de los Caballeros anterior al año 1.183, fecha en que la Orden Militar de San Juan se asentó en el Castillo de Consuegra, se reduce a pequeños núcleos de población, ibero, romano, y árabe principalmente, establecidos en las riberas del Río Amarguillo.

La zona de Villafranca empezó a repoblarse en siglo XIV, un siglo mas tarde que el resto de las aldeas que formaban el Campo de San Juan. El siglo XVI supuso para esta villa un despertar en el aspecto administrativo, político, cultural y artístico. Por un lado se observo un gran incremento en su población, quizás debido al auge económico del momento o la concesión del Privilegio de Exención de la Jurisdicción de Consuegra. De otro lado, en la primera mitad de este siglo, la Orden de San Juan mando construir su Parroquia en un lugar descampado, en la ribera del Río Amarguillo. El siglo XVII fue una prolongación del siglo anterior. Su población siguió el ritmo creciente hasta los años centrales del siglo XIX.

La modelación del casco urbano de Villafranca siempre estuvo supeditada a la acción del Río Amarguillo. En 1.788, por orden del Infante Don Gabriel, se abrió el actual cauce del río con su malecón o Atajadero. A Francisco Sostre, Aparejador del Gran Priorato de San Juan, se debieron toda clase de planes y proyectos para salvar Villafranca de las espantosas crecidas y avenidas del río. Gozan de especial singularidad sus diseños de puentes (del Camino Real que va a Herencia, del Río Valdespino, del Camino del Monte, y de espaldones (desde los Caminos Alto y Bajo de Camuñas hasta la Zanja, y desde la ermita de San Blas hasta la Zanja antigua).

La configuración de la red viaria quedo establecida en el setecientos. La calle del Riato, formada en 1.784, marco la organización del resto de las vías.

En el centro del casco urbano se distribuyeron como zonas publicas, las plazas de Villafranca. En fecha temprana apareció la llamada de la Cruz de Lozano, y a partir de ella surgieron las demás: la plaza del Ayuntamiento, el Pozo Palacio ( en la segunda mitad del siglo XVIII tomo la acepción de plaza) y las plazuelas de la Carniceria y de Toribio.

Las manifestaciones artísticas se localizaron, desde un principio, en los puntos mas céntricos del poblado.

Las arquitecturas civiles mas sobresalientes estaban agrupadas entre ellas, las casas de Ayuntamiento, alzadas al lado de la plaza que lleva su nombre, estaban unidas al Hospital de Nuestra Señora de la Asunción (formado por la propia casa y la ermita de esta advocación, con puertas a la calle de la Virgen). Una cárcel se construyo en las casas de Ayuntamiento y otra se ubico en la casa vecina al Mesón del Presbítero Don Juan Alfonso del Val y Heredia.

Entre las construcciones villafranqueras (cheleras) del siglo XVIII despunta la Casa Tercia, perteneciente al Gran Prior de San Juan. En 1.752 tenia cinco graneros, patio, bodega y jaraiz. En ella se llevaron a cabo varias obras en las que intervinieron sucesivamente varios maestros: Juan Arenas (demolió el hastial que miraba al Sol Poniente), Alfonso de Vargas ( construyo la habitación al Administrador Pedro Luis Lujan), etc. El 8 de abril de 1.805, el Arquitecto Juan de Villanueva señalaba que era imprescindible reparar sus tejados, sus armaduras y ejecutar una nueva portada.

Los edificios religiosos de Villafranca de la Orden de San Juan se construyeron equidistante entre si.

La Iglesia Parroquial de Nuestra Señora de la Asunción ha presentado dos tipos de planta. SU primera fabrica, del siglo XVI, respondía al modelo de cruz latina con crucero marcado, presbiterio circular (al exterior recto), sacristía y dos naves. De su antiguo esquema destaca: el Crucero con su Capilla Mayor cubierta de crucería gótica de ultima época, y sus brazos con bóvedas de media naranja; los robustos pilares circulares de alto basamento; las naves, de diferente anchura, cubiertas de madera ay separadas por dos columnas cilindricaza, rechonchas, de fuste liso y capitel octogono.

Para la Iglesia de Santa Maria de Villafranca, nombre que adopto al principio, trabajaron los maestros de obras: Andrés García Parra ( en 1.715 reparo la sacristía), Juan de Arenas ( en 1.731 desenvolvió la nave pequeña), Manuel Pavón ( en 1.748 reparo la canal maestra del tejado de la sacristía y algunas quiebras en las naves). José Palacios, Maestro Mayor de Obras de la Dignidad Prioral, en 1.776, trabajo en el chapitel de la torre y proyecto la construcción del Retablo Mayor.

A cada reforma de la Iglesia correspondía una renovación de ornamentos.

En 1.777 se pensó ampliar la Iglesia. Por ello, José Palacios calculo el costes que tendría si se hacia de nueva fabrica (200.000 reales) y el que tendría si solo se ampliase (230.000 reales). Sin embargo, hubo que esperar hasta el año 1.786 en Francisco Sostre realizo unos planos de sus cortes, revisados por Juan de Villanueva, para ejecutar las obras precisas para la seguridad y decencia de esta Iglesia. Francisco Sostre dirigió las nuevas obras del templo desde el día 10 de marzo de 1.787 hasta el 20 de agosto de 1.791.

El edifico presento como novedades el añadido de la nave del Evangelio, el solado de piedra de sillería de losa en todo su interior, el volado con piedra de sillería de dos tonos, la desaparición del coro situado en la nave central trasladándose al Presbiterio, las cuatro hornacinas para altares en cuerpo de la Iglesia, etc.

Estas obras se continuaron y concluyeron con el Señor Infante Don Pedro, hijo de Don Gabriel.

Los reparos de la nueva fabrica de la Parroquial de Villafranca corrieron a cargo del Arquitecto Don Juan de Villanueva (1.801), del Aparejador Don Joaquín Francisco Pérez (1.808 y 1.817) y del Aparejador de las Reales Obras Juan Ruiz de la Sierra (1.818). De la obra de ensamblaje y talla de los retablos de una nueva Iglesia se encargo el tallista Don Manuel de Monjas, y de los adornos.

Por orden del Señor Don Jerónimo de Mendinueta, Curador y Secretario del Señor Infante Gran Prior de San Juan, Doña Mónica Sánchez Hurtado doró y pintó el Altar Mayor y demás altares. La obra pictórica se encomendó a Don Antonio Martinez Mazarambroz (cuadro de Nuestra Señora de la Asunción y el de Nuestra Señora del Rosario) y a José Beratón (Nuestra Señora de la Concepción, San Francisco de Asís y el Santo Ángel de la Guarda).

De todo esto se deduce como las grandes reformas acaecidas en la Parroquia de Villafranca en los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX le quitaron su antiguo carácter, acentuándose con la invasión realizada durante la guerra civil, y con sus consiguiente reparos. La actual Iglesia sigue manifestando ese eclecticismo , resaltado con el transcurso de los años.

Las Ermitas de Villafranca de los Caballeros casi no han perdido el sello que las caracterizo. La ermita del Stmo. Cristo de Santa Ana es la que mejor se ha conservado quizás a causa de la veneración que todos los vecinos de este pueblo sienten por nuestro patrón así como por la casa que lo alberga.

El Convento de la Santísima Trinidad, levantado en Villafranca a principio del siglo XVII, tuvo muy poca trascendencia en el panorama histórico de esta población.

Por ultimo, hablamos del Cementerio, primero enclavado en la Iglesia Parroquial en cuyo interior se distinguían varios lugares de enterramiento; a continuación , se eligió la Ermita del Cristo de Santa Ana como Iglesia Cementerial por estar extramuros del pueblo (hoy hay una residencia de ancianos), en cuyo lugar permaneció el Campo Santo hasta la segunda mitad del siglo XIX en que fue construido, contiguo a la segunda ermita de San Juan, el actual cementerio.

Por lo tanto se puede concluir diciendo como Villafranca de los Caballeros es un ejemplo evidente de síntesis histórica, pues en el se aglutinaron, a nivel local, las culturas mas preponderantes desarrolladas en la península Ibérica. (Mari Carmen Avendaño)

Ermita del Santo Cristo de Santa Ana
Alfarería Hnos Peño
Casa museo rústico Tía Angelita
Museo Santísimo Cristo




Economia de Villafranca de los Caballeros

Su economía se basa principalmente en la agricultura, turismo en las Lagunas de Villafranca y en la construcción.



Gastronomia de Villafranca de los Caballeros

Gachas, grañones, flores, bartolos, mojete, guisao con pelotillas, migas, arrope, roscutreras, pisto.



Fiestas de Villafranca de los Caballeros

17 de enero, San Antón
20 de Enero, San Sebastián
3 de febrero, San Blas
Fiesta de las Ánimas y Carnaval
25 de abril, San Marcos
15 de mayo, San Isidro
10 de julio, San Cristóbal
15 de Septiembre, Santo Cristo de Santa Ana
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