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LA SARDANA EN PALAFRUGELL - DIA DE SAN JORDI
Girona - Gerona
Palafrugell es una localidad de la comarca del Bajo Ampurdán, provincia de Gerona, comunidad autónoma de Cataluña, España.
Tiene algunas calas muy representativas de la Costa Brava y dispone de una tradición gastronómica extensa y de una riqueza cultural personificada en el escritor Josep Pla.
Situado a los pies de les Gavarres, en la parte central y más característica de la Costa Brava, accidentado por la proximidad de las montañas de les Gavarres y por el macizo de Begur.
Palafrugell está formado por nueve núcleos o entidades de población.
Lista de población por entidades:
Bruguerol, El
Calella de Palafrugell
Ermedàs
Llafranc
Llofriu
Palafrugell
Santa Margarida
Tamariu
Vila-seca
El municipio de Palafrugell, con 26 km2 de superficie y unos 20.000 habitantes, está sito en un corredor que alarga la llanura bajoampurdanesa hasta el Mediterráneo. La ciudad la forman el núcleo administrativo, en el interior, y al borde de la costa los núcleos de Llafranc, Calella y Tamariu, que son en la actualidad unos activos centros turísticos, además del núcleo de Llofriu, al pie de las Gavarres, y los vecindarios de Santa Margarida y Ermedàs a medio camino del mar y la llanura donde se ubica la ciudad.
Situadas entre los contrafuertes más orientales de las Gavarres y las montañas de Begur, las tierras que conforman el actual núcleo de Palafrugell fueron desde tiempos inmemoriales un lugar pantanoso donde abundaba el agua y escaseaba cualquier tipo de hábitat. El más antiguo del municipio lo localizamos en el paraje de los Torrents, en Llafranc, donde todavía hoy podemos apreciar el dolmen de Can Mina
Una situación privilegiada, encima el cabo de Sant Sebastià, una montaña imponente que cae 165 metros sobre el mar en su punto más alto, favoreció que durante el siglo VI aC se estableciera un pequeño poblado ibérico. Desde allí, los íberos controlaban el mar, pero también las tierras interiores. Las excavaciones arqueológicas han descubierto unas enormes silos, un elemento significativo del yacimiento, que demuestran la importancia de la agricultura para sus pobladores, como también la ganadería y muy especialmente la pesca. También destacaban otras actividades, como la explotación de las canteras, la artesanía y el comercio con pueblos griegos e itálicos como lo demuestran las numerosas piezas de importación que se han localizado.
Historia de Palafrugell
Llafranc romano
Durante el siglo II aC, con la llegada de los romanos a Empúries, el poblado de Sant Sebastià vivió un lento y progresivo abandono en favor del núcleo de Llafranc, ocupado de manera permanente hasta el siglo IV dC. La localidad de Llafranc se convirtió en la época romana en un destacado centro de producción de vino y de terriza. Desde su puerto salían ánforas para almacenar vino, materiales de construcción, cerámica de cocina y vajilla, además del vino cultivado en sus cercanías, donde se han localizado más de una decena de villas romanas.
Del pasado romano, el pueblo conserva los vestigios de lo que fue una prensa de vino y una bodega muy cerca de la iglesia de Santa Rosa, situada en un pequeño promontorio, donde las excavaciones arqueológicas han descubierto las viviendas más antiguas del yacimiento. En el año 1980, los arqueólogos hicieron un descubrimiento espectacular y único en Catalunya: 78 tejas crudas de la época romana abandonadas antes de ser cocidas.
Dentro de la villa. El núcleo amurallado medieval
A partir de los siglos V y VI dC, la inseguridad del litoral favoreció que se establecieran poblados en el interior. Así nació Vila-seca, hoy incorporado al núcleo urbano, Santa Margarida y Ermedàs. Palafrugell, un nombre de origen antroponímico -Palau significa casa fuerte y Frugell designa un nombre propio de raíz germánica-, nació seguramente como lugar fortificado de defensa.
La referencia más antigua del municipio la encontramos en un documento del año 988 que se conserva en el Archivo de la Catedral de Girona donde una mujer que se llamaba Ermengarda daba sus propiedades situadas en Palacio Frugell al monasterio de Sant Pere de Galligants de Girona. Seguramente, en el siglo XIII se construyó una primera muralla sobre una pequeña colina, de unos ochenta metros de altitud, que delimitaba las actuales calles de Pi i Margall, Cavallers, de los Valls -donde probablemente había una fosa- y plaza Nova. Al recinto, se accedía por dos portales -el Portal de Dalt, en la calle de los Valls, y el Portal d'Abaix, delante del raval Inferior- que daban acceso a la calle principal del recinto, la calle Major, nombre que todavía se mantiene hoy.
En el centro del núcleo había la plaza de la Església, plaza pública del pueblo hasta que se construyó la plaza Nova a finales del siglo XVIII, y la iglesia de Sant Martí, edificada entre el 993 y el 1019. El templo parroquial, de dimensiones mucho más modestas que el actual, fue objeto de varias obras y ampliaciones, como la del siglo XV o la del siglo XVIII, cuando se construyó la Capella Fonda y el maestro de obras de La Bisbal, Joan Ranté, proyectó el actual campanario, de planta cuadrada y cuerpo octogonal, que se mantuvo inacabado y que ha acontecido uno de los elementos identificativos de la villa.
Fuera del núcleo amurallado aparecieron otros hábitats. En el interior, el núcleo rural de Llofriu se menciona en el año 1062 (Lofrid), como posesión del conde de Barcelona Ramon Berenguer I, y su iglesia de Sant Fruitós, en 1121. En la costa, el miedo al mar fue el responsable que los barrios que se establecieron fueran temporales hasta el siglo XVIII. Tamariu aparece documentado en el año 1039 y Calella y Llafranc, en el apunte de reconocimiento de derechos del monasterio de Santa Anna de los años 1339-1345.
En el año 1194 el rey Alfons I el Cast, rey de Catalunya y Aragón, cedió los términos de Palafrugell y Mont-ras a la orden de los Caballeros del Sant Sepulcre; en el año 1250 se formalizó la cesión al Priorat de Santa Anna de Barcelona, del mencionado orden. Esta institución eclesiástica fue, hasta las desamortizaciones realizadas durante la Revolución Liberal, el principal señor de las tierras que conforman el municipio actual, si bien hubo otros señores eclesiásticos y laicos con posesiones en el término.
El paso del tiempo ha borrado casi la totalidad del pasado arquitectónico medieval de la población. En el año 1816, acabada la guerra del Francès, empezaron las obras de demolición de las torres, y casi un siglo después, en 1908, cayó la última, la torre de Can Moragues. En la actualidad tan sólo se conserva un trazado irregular de calles estrechas y casas remodeladas entre la iglesia de Sant Martí y plaza Nova, una zona que los palafrugellenses todavía denominan dentro de la villa.
El peligro pirata y corsario
Del siglo XV al XVIII, cuando el peligro provenía del mar, de las naves piratas y de corsarios al servicio del Imperio otomano que tenían base en Alger, se construyó una extensa y efectiva red defensiva. El municipio conserva un rico patrimonio de esta época en forma de torres de vigilancia y de defensa anejas a las masías. Todavía hoy una quincena de torres remodeladas se levantan dentro del núcleo urbano, Mont-ras, Calella y las planas de Ermedàs y Santa Margarida.
Encima del cabo de Sant Sebastià, se erige la más antigua de todas. La torre, que trae el nombre del copatrón de la villa, fue empezada en 1441 y en la planta baja había una capilla dedicada al mártir. Durante el siglo XVIII se construyó el santuario de Sant Sebastià y se incorporó a la torre ermita una nueva iglesia y también una hospedería que recibió peregrinos llegados de cualquier parte del país.
De la expansión del siglo XVI a la crisis del XVII
La época de fortificación de las masías va atado también al crecimiento generalizado que se produce durante el siglo XVI, después de las penurias vividas a raíz de la crisis bajomedieval y las epidemias reiteradas que vivió la villa durante la segunda mitad del siglo XV. En el año 1553 el municipio contaba aproximadamente con 960 habitantes.
En el siglo XVI el municipio acogió inmigrantes occitanos y aparecieron nuevos barrios fuera de la muralla: los ravales de Dalt y de Baix, la Caritat, las Botines, la Tarongeta, el Pedró, la Garriga, las Cases Noves y el Vilar, agrupaciones de casas que se irán ampliando a lo largo del siglo XVII no sin padecer los efectos de la catastrófica peste bubònica del año 1652, que causó en dos años unos 230 muertos, ni tampoco las consecuencias de las guerras contra Felip IV.
En el año 1638, la revuelta de los vecinos contra las tropas castellanas que se alojaban dentro del municipio, pasando por alto el privilegio que el rey Jaume I había otorgado a la villa en 1271, dio lugar al combate de Palafrugell, unos hechos que algunos historiadores consideran uno de los precedentes de la guerra de los Segadors. El levantamiento popular tuvo lugar el 20 de julio, día de Santa Margarida, en protesta por los más de 300 soldados que residían en las casas de los propios vecinos. La represión fue brutal: algunas de las casas fueron incendiadas y algunas iglesias saqueadas. En el año 1640, al estallar la guerra de los Segadors, las tropas castellanas quemaron 28 casas y saquearon la iglesia de Santa Margarida.
El turismo y todo lo que siguió
Acabada la posguerra, el turismo y todos los sectores derivados sustituyeron al corcho como principal motor económico. El turismo, sin embargo, no era un fenómeno nuevo ni desconocido. Antes de la guerra había sido una actividad reducida, circunscrita a las clases más acomodadas de la sociedad catalana, española y europea. Los rusos de Cap Roig, Nicolas Woevodski y Dorothy Webster, son el ejemplo más revelador de este tipo de turistas. A mediados de años veinte llegaron al municipio y construyeron arriba del cabo de Cap Roig un castillo de inspiración tardomedieval y un jardín botánico que ha llegado a acoger más de 500 especies botánicas de todo el mundo.
En el año 1933 se celebró en el santuario de Sant Sebastià una primera asamblea de turismo, con la presencia de destacadas autoridades de la II República, y con la intención de planificar una demanda que iba en aumento y limitar el crecimiento desmesurado en la franja marítima. En el 1932 se creó el Fomento de Turismo Municipal, y tres años más tarde, a raíz de los acuerdos de la asamblea de Sant Sebastià, se crearon la Asociación de Municipios y el Patronat de la Costa Brava, organismos cargados de buenas intenciones que la Guerra Civil se encargó de borrar.
A partir de 1955 se produjo el boom definitivo. La villa continuó creciendo y aparecieron nuevos barrios para acoger a la población inmigrada, mientras que en la franja marítima proliferaron las viviendas de segunda residencia. En la década de los sesenta están fechadas algunas de las infraestructuras más aplaudidas -la autovía de Calella (1967)- y más discutidas -el puerto deportivo de Llafranc (1963)-, nuevos centros educativos y otros equipamientos y actividades vinculadas con el deporte y la cultura (el estadio Josep Pla Arbonés, la Casa de Cultura...).
Una transformación urbana que iba en consonancia con un resurgimiento cultural y social de la villa, que organizó las Fiestas de Primavera en el año 1963 a raíz de la prohibición gubernamental de celebrar el Carnaval, y la Cantada de Habaneras de Calella en 1967 para recuperar unas canciones de una época en que más de uno había probado de hacer fortuna en Cuba.
Lugares de Interes de Palafrugell
Museo del corcho.
La franja litoral, abarca 12 kilómetros de recortadas calas y pequeñas playas.
En las cercanías se puede visitar el Jardín Botánico de Cap Roig en los acantilados de Calella de Palafrugell.
El Faro de Sant Sebastià y su mirador están situados en la cima de la montaña de Sant Sebastià (165 msnm) que separa Llafranc de Tamariu.
Economia de Palafrugell
Una de las principales fuentes de riqueza del municipio era la industria del corcho que, actualmente, todavía goza de gran prestigio. Esta industria estaba enfocada, en buena parte, a la exportación de tapones de corcho por todo el mundo.
El municipio se halla dividido entre el mar y el interior, a pesar de que la importancia de su litoral ha condicionado el desarrollo social y económico, transformando una villa tradicionalmente dedicada a la industria del corcho en un centro turístico y de servicios plenamente consolidado.
Palafrugell es uno de los destinos turísticos y de segunda residencia más importantes de las comarcas gerundenses lo que conlleva que en verano sus habitantes lleguen a los 60.000, mientras que en invierno sólo residen unos 20.000.
Fiestas de Palafrugell
Desde 1966 cada primer sábado de julio se celebra la cantada de Habaneras, en el festival de Cap Roig, en la cala del Port Bo de Calella de Palafrugell. Con motivo del cumplimiento de los 40 años de la tradicional cantada de Habaneras el cantautor de folk y rock norteamericano Bob Dylan en 2006 celebró un concierto multitudinario en los jardines de Cap Roig, dentro del Festival de música de Cap Roig, en Calella de Palafrugell.
Las Fiestas de Primavera son una celebración carnavalesca del municipio que nacieron en el año 1962, después de la prohibición de celebrar el carnaval en toda España. Para evitar la prohibición, se trasladó la fiesta a la primavera con la excusa de celebrar la llegada de esta estación. Participan cuadrillas (colles) carroceras de toda la Costa Brava.
La Fiesta Mayor se celebra alrededor del 20 de junio, día de la patrona del municipio, Santa Margarita .
La fiesta mayor de Palafrugell es el 20 de Julio. Santa Margarita
Ayuntamiento de Palafrugell
C/ Cervantes, 8
17200 - Palafrugell
trl. 972 613 100
http://www.ajpalafrugell.org/
Tiene algunas calas muy representativas de la Costa Brava y dispone de una tradición gastronómica extensa y de una riqueza cultural personificada en el escritor Josep Pla.
Situado a los pies de les Gavarres, en la parte central y más característica de la Costa Brava, accidentado por la proximidad de las montañas de les Gavarres y por el macizo de Begur.
Palafrugell está formado por nueve núcleos o entidades de población.
Lista de población por entidades:
Bruguerol, El
Calella de Palafrugell
Ermedàs
Llafranc
Llofriu
Palafrugell
Santa Margarida
Tamariu
Vila-seca
El municipio de Palafrugell, con 26 km2 de superficie y unos 20.000 habitantes, está sito en un corredor que alarga la llanura bajoampurdanesa hasta el Mediterráneo. La ciudad la forman el núcleo administrativo, en el interior, y al borde de la costa los núcleos de Llafranc, Calella y Tamariu, que son en la actualidad unos activos centros turísticos, además del núcleo de Llofriu, al pie de las Gavarres, y los vecindarios de Santa Margarida y Ermedàs a medio camino del mar y la llanura donde se ubica la ciudad.
Situadas entre los contrafuertes más orientales de las Gavarres y las montañas de Begur, las tierras que conforman el actual núcleo de Palafrugell fueron desde tiempos inmemoriales un lugar pantanoso donde abundaba el agua y escaseaba cualquier tipo de hábitat. El más antiguo del municipio lo localizamos en el paraje de los Torrents, en Llafranc, donde todavía hoy podemos apreciar el dolmen de Can Mina
Una situación privilegiada, encima el cabo de Sant Sebastià, una montaña imponente que cae 165 metros sobre el mar en su punto más alto, favoreció que durante el siglo VI aC se estableciera un pequeño poblado ibérico. Desde allí, los íberos controlaban el mar, pero también las tierras interiores. Las excavaciones arqueológicas han descubierto unas enormes silos, un elemento significativo del yacimiento, que demuestran la importancia de la agricultura para sus pobladores, como también la ganadería y muy especialmente la pesca. También destacaban otras actividades, como la explotación de las canteras, la artesanía y el comercio con pueblos griegos e itálicos como lo demuestran las numerosas piezas de importación que se han localizado.
Historia de Palafrugell
Llafranc romano
Durante el siglo II aC, con la llegada de los romanos a Empúries, el poblado de Sant Sebastià vivió un lento y progresivo abandono en favor del núcleo de Llafranc, ocupado de manera permanente hasta el siglo IV dC. La localidad de Llafranc se convirtió en la época romana en un destacado centro de producción de vino y de terriza. Desde su puerto salían ánforas para almacenar vino, materiales de construcción, cerámica de cocina y vajilla, además del vino cultivado en sus cercanías, donde se han localizado más de una decena de villas romanas.
Del pasado romano, el pueblo conserva los vestigios de lo que fue una prensa de vino y una bodega muy cerca de la iglesia de Santa Rosa, situada en un pequeño promontorio, donde las excavaciones arqueológicas han descubierto las viviendas más antiguas del yacimiento. En el año 1980, los arqueólogos hicieron un descubrimiento espectacular y único en Catalunya: 78 tejas crudas de la época romana abandonadas antes de ser cocidas.
Dentro de la villa. El núcleo amurallado medieval
A partir de los siglos V y VI dC, la inseguridad del litoral favoreció que se establecieran poblados en el interior. Así nació Vila-seca, hoy incorporado al núcleo urbano, Santa Margarida y Ermedàs. Palafrugell, un nombre de origen antroponímico -Palau significa casa fuerte y Frugell designa un nombre propio de raíz germánica-, nació seguramente como lugar fortificado de defensa.
La referencia más antigua del municipio la encontramos en un documento del año 988 que se conserva en el Archivo de la Catedral de Girona donde una mujer que se llamaba Ermengarda daba sus propiedades situadas en Palacio Frugell al monasterio de Sant Pere de Galligants de Girona. Seguramente, en el siglo XIII se construyó una primera muralla sobre una pequeña colina, de unos ochenta metros de altitud, que delimitaba las actuales calles de Pi i Margall, Cavallers, de los Valls -donde probablemente había una fosa- y plaza Nova. Al recinto, se accedía por dos portales -el Portal de Dalt, en la calle de los Valls, y el Portal d'Abaix, delante del raval Inferior- que daban acceso a la calle principal del recinto, la calle Major, nombre que todavía se mantiene hoy.
En el centro del núcleo había la plaza de la Església, plaza pública del pueblo hasta que se construyó la plaza Nova a finales del siglo XVIII, y la iglesia de Sant Martí, edificada entre el 993 y el 1019. El templo parroquial, de dimensiones mucho más modestas que el actual, fue objeto de varias obras y ampliaciones, como la del siglo XV o la del siglo XVIII, cuando se construyó la Capella Fonda y el maestro de obras de La Bisbal, Joan Ranté, proyectó el actual campanario, de planta cuadrada y cuerpo octogonal, que se mantuvo inacabado y que ha acontecido uno de los elementos identificativos de la villa.
Fuera del núcleo amurallado aparecieron otros hábitats. En el interior, el núcleo rural de Llofriu se menciona en el año 1062 (Lofrid), como posesión del conde de Barcelona Ramon Berenguer I, y su iglesia de Sant Fruitós, en 1121. En la costa, el miedo al mar fue el responsable que los barrios que se establecieron fueran temporales hasta el siglo XVIII. Tamariu aparece documentado en el año 1039 y Calella y Llafranc, en el apunte de reconocimiento de derechos del monasterio de Santa Anna de los años 1339-1345.
En el año 1194 el rey Alfons I el Cast, rey de Catalunya y Aragón, cedió los términos de Palafrugell y Mont-ras a la orden de los Caballeros del Sant Sepulcre; en el año 1250 se formalizó la cesión al Priorat de Santa Anna de Barcelona, del mencionado orden. Esta institución eclesiástica fue, hasta las desamortizaciones realizadas durante la Revolución Liberal, el principal señor de las tierras que conforman el municipio actual, si bien hubo otros señores eclesiásticos y laicos con posesiones en el término.
El paso del tiempo ha borrado casi la totalidad del pasado arquitectónico medieval de la población. En el año 1816, acabada la guerra del Francès, empezaron las obras de demolición de las torres, y casi un siglo después, en 1908, cayó la última, la torre de Can Moragues. En la actualidad tan sólo se conserva un trazado irregular de calles estrechas y casas remodeladas entre la iglesia de Sant Martí y plaza Nova, una zona que los palafrugellenses todavía denominan dentro de la villa.
El peligro pirata y corsario
Del siglo XV al XVIII, cuando el peligro provenía del mar, de las naves piratas y de corsarios al servicio del Imperio otomano que tenían base en Alger, se construyó una extensa y efectiva red defensiva. El municipio conserva un rico patrimonio de esta época en forma de torres de vigilancia y de defensa anejas a las masías. Todavía hoy una quincena de torres remodeladas se levantan dentro del núcleo urbano, Mont-ras, Calella y las planas de Ermedàs y Santa Margarida.
Encima del cabo de Sant Sebastià, se erige la más antigua de todas. La torre, que trae el nombre del copatrón de la villa, fue empezada en 1441 y en la planta baja había una capilla dedicada al mártir. Durante el siglo XVIII se construyó el santuario de Sant Sebastià y se incorporó a la torre ermita una nueva iglesia y también una hospedería que recibió peregrinos llegados de cualquier parte del país.
De la expansión del siglo XVI a la crisis del XVII
La época de fortificación de las masías va atado también al crecimiento generalizado que se produce durante el siglo XVI, después de las penurias vividas a raíz de la crisis bajomedieval y las epidemias reiteradas que vivió la villa durante la segunda mitad del siglo XV. En el año 1553 el municipio contaba aproximadamente con 960 habitantes.
En el siglo XVI el municipio acogió inmigrantes occitanos y aparecieron nuevos barrios fuera de la muralla: los ravales de Dalt y de Baix, la Caritat, las Botines, la Tarongeta, el Pedró, la Garriga, las Cases Noves y el Vilar, agrupaciones de casas que se irán ampliando a lo largo del siglo XVII no sin padecer los efectos de la catastrófica peste bubònica del año 1652, que causó en dos años unos 230 muertos, ni tampoco las consecuencias de las guerras contra Felip IV.
En el año 1638, la revuelta de los vecinos contra las tropas castellanas que se alojaban dentro del municipio, pasando por alto el privilegio que el rey Jaume I había otorgado a la villa en 1271, dio lugar al combate de Palafrugell, unos hechos que algunos historiadores consideran uno de los precedentes de la guerra de los Segadors. El levantamiento popular tuvo lugar el 20 de julio, día de Santa Margarida, en protesta por los más de 300 soldados que residían en las casas de los propios vecinos. La represión fue brutal: algunas de las casas fueron incendiadas y algunas iglesias saqueadas. En el año 1640, al estallar la guerra de los Segadors, las tropas castellanas quemaron 28 casas y saquearon la iglesia de Santa Margarida.
El turismo y todo lo que siguió
Acabada la posguerra, el turismo y todos los sectores derivados sustituyeron al corcho como principal motor económico. El turismo, sin embargo, no era un fenómeno nuevo ni desconocido. Antes de la guerra había sido una actividad reducida, circunscrita a las clases más acomodadas de la sociedad catalana, española y europea. Los rusos de Cap Roig, Nicolas Woevodski y Dorothy Webster, son el ejemplo más revelador de este tipo de turistas. A mediados de años veinte llegaron al municipio y construyeron arriba del cabo de Cap Roig un castillo de inspiración tardomedieval y un jardín botánico que ha llegado a acoger más de 500 especies botánicas de todo el mundo.
En el año 1933 se celebró en el santuario de Sant Sebastià una primera asamblea de turismo, con la presencia de destacadas autoridades de la II República, y con la intención de planificar una demanda que iba en aumento y limitar el crecimiento desmesurado en la franja marítima. En el 1932 se creó el Fomento de Turismo Municipal, y tres años más tarde, a raíz de los acuerdos de la asamblea de Sant Sebastià, se crearon la Asociación de Municipios y el Patronat de la Costa Brava, organismos cargados de buenas intenciones que la Guerra Civil se encargó de borrar.
A partir de 1955 se produjo el boom definitivo. La villa continuó creciendo y aparecieron nuevos barrios para acoger a la población inmigrada, mientras que en la franja marítima proliferaron las viviendas de segunda residencia. En la década de los sesenta están fechadas algunas de las infraestructuras más aplaudidas -la autovía de Calella (1967)- y más discutidas -el puerto deportivo de Llafranc (1963)-, nuevos centros educativos y otros equipamientos y actividades vinculadas con el deporte y la cultura (el estadio Josep Pla Arbonés, la Casa de Cultura...).
Una transformación urbana que iba en consonancia con un resurgimiento cultural y social de la villa, que organizó las Fiestas de Primavera en el año 1963 a raíz de la prohibición gubernamental de celebrar el Carnaval, y la Cantada de Habaneras de Calella en 1967 para recuperar unas canciones de una época en que más de uno había probado de hacer fortuna en Cuba.
Lugares de Interes de Palafrugell
Museo del corcho.
La franja litoral, abarca 12 kilómetros de recortadas calas y pequeñas playas.
En las cercanías se puede visitar el Jardín Botánico de Cap Roig en los acantilados de Calella de Palafrugell.
El Faro de Sant Sebastià y su mirador están situados en la cima de la montaña de Sant Sebastià (165 msnm) que separa Llafranc de Tamariu.
Economia de Palafrugell
Una de las principales fuentes de riqueza del municipio era la industria del corcho que, actualmente, todavía goza de gran prestigio. Esta industria estaba enfocada, en buena parte, a la exportación de tapones de corcho por todo el mundo.
El municipio se halla dividido entre el mar y el interior, a pesar de que la importancia de su litoral ha condicionado el desarrollo social y económico, transformando una villa tradicionalmente dedicada a la industria del corcho en un centro turístico y de servicios plenamente consolidado.
Palafrugell es uno de los destinos turísticos y de segunda residencia más importantes de las comarcas gerundenses lo que conlleva que en verano sus habitantes lleguen a los 60.000, mientras que en invierno sólo residen unos 20.000.
Fiestas de Palafrugell
Desde 1966 cada primer sábado de julio se celebra la cantada de Habaneras, en el festival de Cap Roig, en la cala del Port Bo de Calella de Palafrugell. Con motivo del cumplimiento de los 40 años de la tradicional cantada de Habaneras el cantautor de folk y rock norteamericano Bob Dylan en 2006 celebró un concierto multitudinario en los jardines de Cap Roig, dentro del Festival de música de Cap Roig, en Calella de Palafrugell.
Las Fiestas de Primavera son una celebración carnavalesca del municipio que nacieron en el año 1962, después de la prohibición de celebrar el carnaval en toda España. Para evitar la prohibición, se trasladó la fiesta a la primavera con la excusa de celebrar la llegada de esta estación. Participan cuadrillas (colles) carroceras de toda la Costa Brava.
La Fiesta Mayor se celebra alrededor del 20 de junio, día de la patrona del municipio, Santa Margarita .
La fiesta mayor de Palafrugell es el 20 de Julio. Santa Margarita
Ayuntamiento de Palafrugell
C/ Cervantes, 8
17200 - Palafrugell
trl. 972 613 100
http://www.ajpalafrugell.org/
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